Estos últimos meses no han sido mis meses más productivos en cuanto a escritura se refiere. He pasado muchos días demasiado cansada y sin fuerzas como para ponerme a hacer gran cosa. Y, sin embargo, la creatividad se ha abierto paso a su manera.
No puedo evitar compararme con algunas escritoras que conozco y que sé que han aprovechado esos primeros meses del embarazo para escribir sus libros. Tenerlas de ejemplo ha servido, en parte, para no rendirme del todo y escribir aunque fuesen un puñado de líneas cada día. Soltar la mano y poco más, como ejercicio literario para no perder costumbres. Pero quitando días puntuales en los que he tenido más energía, en general no ha sido mi época más reseñable en cuanto a escritura se refiere. He tenido mis momentos de dudas por eso.
Escribo esto con Bebé moviéndose dentro de mí. Es su hora bruja, cuando más se activa. Notar ese movimiento me da calma y me reconcilia con mis dudas. Sentarme los domingos por la tarde delante del teclado se ha convertido en algo más que una mera costumbre, un ritual en el que la palabra, estancada el resto de la semana e incapaz de salir con la fluidez necesaria, encuentra su manera de salir al ritmo de sus movimientos. Es cuando también aparto todas esas dudas, todos esos sentimientos negativos, y me centro en lo que realmente importa.
Ahí es cuando noto cómo van creciendo poco a poco mis proyectos literarios, cómo cada uno va tomando forma y, al final, aunque la creatividad va como a trompicones, la escritura va saliendo.
Es por eso por lo que no dejo de escribir. De alguna manera, sentir los movimientos de Bebé mientras recopilo las ideas de la semana, me hace darme cuenta de muchas cosas y llevar mucho mejor la escritura de mis futuros libros. Las comparaciones, poco a poco, parece ir disminuyendo. Las inseguridades parece mantenerse más a raya en las últimas semanas, supongo que eso de seguir a pesar de todo escribiendo ayuda.
En nada entraré ya en el tercer trimestre, la recta final. No tengo ni idea de qué pasará, si será la época en la que más escriba (NaNo mediante) o si estaré como el resto del embarazo, escribiendo muy despacio y según surja. Lo único que tengo claro es que, en cualquier caso, será en compañía de Bebé y sus movimientos. Compartiendo creatividad. Y ya solo por eso, salga lo que salga, será más especial que nunca.