Hoy, día de las escritoras, pensaba escribir un artículo al respecto y subirlo por aquí aprovechando, de paso, todo el revuelo que se ha montado alrededor del Nobel de literatura para Han Kang. Pero creo que sobre el tema ha escrito mejor Laura M. en su Substack, así que después de leerla parece que no queda mucho por decir.
Me quedé pensando, tras eso, sobre qué hablar en un día así. Mi cuaderno reposa al lado, el pobre solo se abre en ocasiones contadas últimamente. Tiro demasiado del móvil a horas extrañas. Me hace recordar eso de la habitación propia de Virginia Woolf, en cuánto tiempo hace que no leo ese ensayo (y que podría releerlo, por qué no) y en que me suena y creo recordar que Virginia no solo hablaba ahí de condiciones físicas —el espacio, la habitación— y de condiciones económicas, también del tiempo.
Si hay algo de lo que se puede hablar en un día como hoy es el tiempo. En cómo las condiciones de hoy en día implican que falte, en muchos casos, el espacio, los medios económicos, el tiempo o una combinación de los anteriores. Cómo escribimos, en qué momentos los hacemos, sacrificando qué, cómo, dónde… Todo influye. Y el tiempo es una de esas cosas que menos abundan en el momento en que decidimos escribir, ya sea por trabajo y/o por obligaciones familiares.
Por cierto, como amable recordatorio: la conciliación es un animal mitológico.
¿Qué escribir, entonces, en un día como hoy, en el día de las escritoras? Me sale la vena reivindicativa, la verdad, y me acuerdo, entonces, de las críticas a Han Kang porque «nadie la conoce». Cómo es posible no «conocer» a alguien que pegó tal pelotazo en su momento con el libro La vegetariana, es algo que no me explico… Salvo que, activamente, se decida ignorar el éxito de un libro escrito por una autora. Y ahí sale la rabia, a flote. Porque parece que por más difícil que sea, por más que se sacrifique, por más que se escriban libros diferentes, no la enésima copia de la enésima copia, nunca es suficiente.
La conciliación será un animal mitológico, pero las escritoras somos seres reales, muy reales, luchando contra todo tipo de trabas. Incluyendo, por supuesto, dicho animal y los silencios.
Feliz día de las escritoras, supongo.