«Que la inspiración te pille trabajando.» A veces, esto es más literal de lo que parece y la inspiración aparece, efectivamente, en pleno turno de trabajo.
Dado mi puesto de trabajo, en domiciliaria de hematología, paso bastante tiempo de mi jornada laboral desplazándome. Esos momentos entre trayectos, junto con los ratos muertos mientras pasan tratamientos intravenosos o transfusiones, los aprovecho para adelantar lo que puedo de papeleo (balances hídricos, planificar la tarde de trabajo o el día siguiente). Pero aún así no se puede hacer demasiado a veces, ya bien porque necesito el ordenador delante o porque lo que me falta por hacer requiere de estar en el hospital (preparar material para el relevo, por ejemplo). Además, si estoy en algún domicilio y el paciente está descansando mientras le pasa el tratamiento intravenoso se acumulan aún más los ratos muertos.
Soy esa enfermera que vive con un cuadernito encima. O con un papel doblado en el bolsillo, lo que sea. Confieso que, si no, el móvil me salva de un trayecto y que las notas del móvil están cargadas de todo tipo de ideas. Confieso que más de una transfusión o tratamiento largo me ha pillado cogiendo ese cuaderno o esa hoja que he llevado encima para apuntar a toda prisa una idea fugaz, una imagen, algo. Confieso también que todo esto lo hago con un ojo en la bomba de medicación funcionando, parándome mil veces a comprobar que todo sigue bien y que no hay incidencias. Se ve que la mente, mientras controla tiempos o tras la estimulación por el recorrido hecho en taxi, es más propensa a que ate cabos y no me queda más remedio que apuntarlo para, en los salientes, seguir trabajando en ello.
A veces eso es todo lo que escribo ese día: la nota rápida mientras aparecía el taxi o no y me calentaba al sol; el apunte con el paciente sesteando mientras le va pasando una bolsa de sangre a ritmo constante; la ocurrencia entre paciente y paciente, entre visita y visita. Todo es rápido, fugaz, escurridizo. Pero que la inspiración me encuentre trabajando se convierte en lo más literal de mi vida más de una vez.
Y entre turno y turno, que el trabajo literario me encuentre inspirada y cargada de todas esas ideas que haya ido anotando.