Hablemos de esa preparación previa que requiere todo proyecto literario, más cuando de una maratón de escritura se trata.
NaNoPrep ’17
Ustedes disculpen mi ausencia de la semana pasada. Como avisé en la última entrada, no iba a poder actualizar. Hoy por fin puedo contar por qué he estado tan liada, por qué hubo una pausa la última semana. Tenía un buen motivo para ello.
Entre otros asuntos y entre excursiones y visitas varias propias de una luna de miel me ha dado tiempo durante estos días a realizar la preparación que necesitaba para afrontar el próximo NaNo al cien por cien. Hoy vengo a hablar de ello.
Qué necesito primero: la idea
Partiré de la base que lo que quiero escribir es un puñado de ideas que llevan acompañándome desde hace unos cuantos años. No he necesitado, por tanto, pensar demasiado en qué quería escribir en sí. Pero claro, estas ideas han ido sufriendo una evolución lógica con el tiempo y algunas se han transformado por completo. Además, ha tocado maquinar los detalles de la trama a partir de ahí, por supuesto.
Lo primero que necesitaba hacer para tener claro todo era descartar y quedarme con lo que me interesa de todo lo que llevo apuntando a lo largo de tanto tiempo. No era algo a hacer con prisas ni lejos, es lo que he estado haciendo estos meses atrás desde que decidiera revisar mis cuadernos terminados. Tras hacerlo, y tras anotar lo más interesante de todo ello, tenía ya entre mis manos algo más sólido con lo que trabajar.
A partir de ahí sólo me quedaba empezar a darle forma a todo.
Qué necesito después: la escaleta
Sobre qué es una escaleta y cómo hacerla lo explica mejor Rafael de la Rosa en el blog La maldición del escritor, así que no me detendré mucho más en esto.
En mi caso llamarlo escaleta, en realidad, sería exagerado. No me he extendido tanto, no pasa de un esquema sencillo y rápido, muy simple, con una idea general sobre lo que quiero escribir cada día del reto. Sí, lo he separado por días, mi intención es escribir un capítulo por día.
No tiene nada más, parte del trabajo previo que ya hice incluye algunas escenas, momentos claves y cosas que quiero que pasen, así que lo que más me importaba ahora era organizarlo todo, que tuviese lógica lo que de momento son escenas sueltas en mi cabeza.
Este método de hacer un esquema rápido, ordenado por partes que quiero escribir (llámese capítulos, escenas o como sea) lo probé en una edición anterior del NaNo, en 2015. Me funcionó tan bien, me ayudó tanto y escribí con tanta facilidad que sabía que tenía que hacerlo esta vez también.
Me ha costado, no ha sido sencillo. Hasta llegar al punto de saber cómo esquematizar todo lo que tenía le he tenido que dar bastantes vueltas e intentar varias soluciones hasta que he dado con algo que me convence. Espero y deseo que me sirva esta vez también de guía para saber mejor el orden que quiero seguir, no dejar nada por el camino y afrontar mejor los días de escritura. Al menos sé ya por experiencia que la hoja en blanco se afronta mil veces mejor así.
Lo accesorio: contador de palabras
Porque, ya que estaba con lo necesario, me puse a añadir a la midori, al cuaderno que uso ahí para las cosas literarias (habrá entrada al respecto pronto), un contador de palabras en forma de estantería con cincuenta libros, uno por cada mil palabras escritas. Mi idea es colorear cada uno de ellos conforme vaya consiguiendo cada meta.
Hasta ahora no había tenido nada de esto nunca, es la primera vez que hago algo por el estilo, pero ya que he decidido llevar adelante el reto mientras trabajo y estudio espero motivarme más así.
Si alguien está interesado en contadores de palabras y aplicaciones para ser productivo le recomiendo esta entrada al respecto en el blog La maldición del escritor.
Las dudas y preguntas de última hora
A escasas horas del kick-off, esto es, del inicio oficial del NaNo (que este año celebraremos en casa con Laura Huelin, como casi viene siendo tradición), ando tecleando esta entrada y preguntándome todavía algunas cosas sobre la escritura de este año. Mi gran duda esta vez es una locura al mismo tiempo: me planteo muy en serio escribir el NaNo entero a mano.
Es una paliza y lo sé. Luego tocaría pasar a limpio al ordenador todo y sería un engorro bastante importante, también. Es más pesado contar palabras así, por supuesto. No es tan rápido como teclearlo, eso hay que tenerlo en cuenta.
Pero por otra parte lo podría llevar siempre encima, incluso cuando voy a trabajar, e ir escribiendo por el camino. Y eso sería una ventaja bastante interesante.
Tengo poco tiempo para decidirme por una opción u otra, pero al menos tengo algo claro de todo esto: las ganas del NaNo, de vivir la escritura intensamente durante noviembre permanecen. Y estoy deseando contaros mis experiencias y avances por aquí.