Cuando llegan estas fechas ya voy con el piloto automático puesto. Fin de año es una época en la que siempre se me juntan muchas cosas y, por supuesto, toca disfrutar. El caso es que también es la época del año en que empiezo a pensar en las entradas del próximo año y en alguna línea editorial a seguir.
Me veo a estas alturas con el calendario abierto, delante de mí, y sin casi ninguna idea apuntada. Totalmente en blanco.
Organizar por adelantado el calendario editorial
Como ya he comentado alguna vez, yo no escribo a lo loco por aquí, mi Plan de cuidados literario. Aunque parezca que no, la dinámica de entradas semanales se sustenta en tener pensados de antemano una serie de temas a desarrollar. Luego pueden surgir otras cosas, otros temas, y puede que toque cambiar el orden y/o añadir lo que sea. Tengo flexibilidad, pero tener ese guion mínimo, por sencillo y esquemático que sea, me ayuda mucho a no quedarme en blanco cuando llega la hora de actualizar.
Suelo pensarlo con calma y cariño de cara a empezar el año, por verlo de forma global. Luego, ya cada trimestre, por eso de ir encajando mejor todo y no adelantarme tanto, lo voy afinando. Me resulta mi trabajo creativo más sencillo así.
Es por eso que lo primero que hago es hacerme un listado de todas las semanas del año y sus fechas de publicación. Con esto ya planteado puedo empezar a pensar en qué entradas son fijas y apuntarlas ya para que no se me olviden y tenerlas en cuenta (las últimas del año, el día del libro, el día de la poesía, etc.). Con las fijas ya en mente es cuando ya puedo pensar y apuntar el resto.
Cómo planifico mi calendario editorial del blog
Siempre he sido más brújula que mapa, así que planificación exhaustiva nunca hago. No me funciona, no me genera interés y al final no me sale lo que quiero contar. Así que lo que anoto suele ser:
- Las entradas sobre el proyecto en el que esté trabajando que quiero compartir. Intento que sea una al mes o mes y medio. Solo apunto el número de entrada por el que voy (entrega número doce, trece…), el tema me gusta desarrollarlo ya conforme llega ese día y vea qué he ido avanzando en mi escritura.
- Ideas sueltas de temas. A veces es un título simplemente, a veces una frase. Algo que me suene a disparador creativo cuando me toque desarrollarlo. Todo lo suficientemente vago como para que me motive a escribirlo, pero lo suficientemente claro para mí como para que sepa de qué quiero hablar. Luego utilizo el cuaderno para esquematizar los puntos a tratar.
- Hay semanas que no apunto nada. En blanco. Suelo usarlas un poco como comodín por si tengo que mover alguna entrada de sitio o para bucear en lo que he ido escribiendo durante la semana en el cuaderno. Si hay algo que me llame o alguna idea a explicar que me interese tiro del hilo hasta donde llegue. No es lo más común, pero pasa a veces.
Preparando 2025
La clave, para mí, es tener lo que sea apuntado, por impreciso que parezca. Así, cuando llegue esa semana, sé que al final acabaré escribiendo y que tengo un tema a desarrollar. Tengo toda la semana para trabajarlo e ir viendo por dónde llevarlo.
Tengo que ponérmelo fácil. Soy madre, trabajo y estudio. Mi cerebro funciona ya de por sí a mil revoluciones, no necesito tener otro foco más al que darle vueltas.
Y en estas me encuentro ahora, en este momento de finales de año que se nos acerca. Con un calendario abierto, la mente a mil temas y mis ganas de ponérmelo fácil de cara al año que viene. Y ahora os pregunto: ¿qué os gustaría leer? ¿De qué os gustaría que hablara? Prometo tener en cuenta las sugerencias y guardarles hueco en mi calendario editorial.
Al fin y al cabo, sin vosotros, mis lectores, este sitio no tendría sentido.