Si digo que este año he tenido el inicio del NaNo más flojo hasta la fecha me quedo hasta corta. Pero las ganas están ahí, paradójicamente, así que no es una cuestión de que haya perdido fuelle, es más bien cómo estoy afrontando la escritura en sí.
NaNoWriMo 2017: inicios flojos, ganas al máximo
Creo que es el NaNo más marciano que he hecho hasta la fecha, y eso que llevo participando desde el 2011 sin fallar ni una edición (que luego lo deje es otro asunto, pero me apunto todos los años y lo inicio al menos). De todos ellos, incluyendo los que dejé cuando llegué a las diez mil palabras, este es el más diferente en muchos aspectos.
Para empezar, es el primero de todas estas siete ediciones que escribo a mano. Las anteriores tiraba de ordenador y, ya sea en Word/Open Office/Libre Office o Scrivener, me pasaba el mes tecleando sin parar. La verdad es que es cómodo y no tengo mala velocidad cuando me lanzo a escribir así. Es más, suelo alcanzar en algún punto de la sesión diaria un momento culmen que me encanta y es cuando me abstraigo por completo de la pantalla (mirando a otro lado incluso), la música está de fondo haciendo su trabajo de apoyo psicológico y de atmósfera necesaria y las palabras salen solas sin que las tenga que empujar ni pensar demasiado, van surgiendo una tras otra.
Esta vez tenía un debate interno sobre si hacerlo a mano o no, como ya comenté en la entrada anterior. Me arranqué en el kick-off con el ordenador junto a Laura y no estuvo mal… Hasta que me bloqueé como una campeona. No había manera de avanzar ni de ver más allá. Y que eso me pasara justo al inicio del reto me dejó tocada. Tanto que cuando retomé la escritura la tarde del día uno decidí mandar a paseo todo lo escrito y comenzar desde el principio, pero a mano.
En los días previos había comprado una libreta nueva, por si al final me decidía a escribir a mano. Tamaño bolsillo pero con hojas suficientes como para dar rienda suelta a lo que se me ocurriese sin que me faltara espacio. Aquella tarde ni me lo pensé y decidí cogerla y estrenarla para el NaNo. La mejor decisión que pude tomar, desde entonces, cuando me he puesto a escribir han ido que ha dado gusto las sesiones creativas. Voy más lenta, por motivos obvios, y a partir de cierto punto debo parar y descansar porque no entra dentro de mis planes destrozarme las muñecas, pero está siendo también un gustazo. Además, estoy utilizando mi Lamy AlStar, que va como la seda, con una tinta verde (Evergreen de Diamine) que hace que no sea todo demasiado aburrido ni serio. La experiencia de escritura está siendo casi más satisfactoria por eso.
Otro motivo por el que está siendo mi edición más marciana es por mi lentitud. Hasta ahora, había empezado todas las ediciones con fuerza hasta desinflarme en las diez mil palabras y abandonar o seguir adelante y acabar el reto. No había término medio. Por estas fechas suelo rondar ya esas diez mil y, sin embargo, este año tengo el contador bajísimo (se puede ver en el lateral de la página). Como ya dije, no entra dentro de mis prioridades tener una tendinitis de las gordas antes de mediados de mes, por lo que me tomo con calma la cosa, conforme van saliendo los capítulos. Estos, además, están siendo más cortos de lo esperado. Al respecto ya surgió esta reflexión el pasado viernes.
Me puede la impaciencia mil veces al día, cada vez que escribo. En esos momentos mi mente está más en lo que quiero escribir más adelante que en lo que estoy escribiendo. Pero para llegar a eso tengo que dar los pasos previos de plasmar lo que toca en cada momento porque si no me quedaría con todo suelto y quiero tenerlo bien atado. Es casi una carrera conmigo misma para soltarlo todo a gran velocidad sin machacarme por el camino y, de paso, escribir las escenas y textos de más adelante.
Espero que se mantengan estas ganas de escribir por mucho tiempo más, al menos hasta que suelte todo lo que tengo que decir. Nunca me había pasado eso de tener tanta urgencia por seguir escribiendo. Y es una experiencia increíble, preciosa, que estoy disfrutando en todo momento, incluso cuando planifico las sesiones de estudio.
¡Qué gran experiencia te estás llevando! A mí me pasa lo mismo que a ti en otras ediciones. El año pasado no participé, no vi la oportunidad, y hacía ya un par de años que no me ponía en serio (el último NaNo que hice como dios manda, que no termimé, pero que sí que recuerdo que escribí bastante – mi mente tiene todavía la cifra de las 35 mil palabras dando vueltas – fue en 2013). Pero este año ha sido completamente distinto. ¡Tengo una historia que contar! Lleva meses dando vueltas por mi cabeza y necesitaba escribirla. Darle forma me está costando, aunque llevo un buen avance (13k a día de hoy), pero las escenas van más rápidas de lo que me gustaría… En cualquier caso, siento esa urgencia por escribir y entiendo como te sientes. Hacía mucho que no me sentía así y es toda una liberación. Estoy disfrutando muchísimo mis sesiones de escritura y quiero que continúen, que no terminen con el NaNo. Es un reencuentro muy esperado.
Ánimo con la escritura en papel. Cuida esas muñecas, que tienen que llega a final de mes. Y, nada, poco a poco, pero avanzando es como se hace el camino. 🙂 Buena suerte y sigue así.
Me entiendes perfectamente entonces. A veces cuesta (y tengo que poner al día el contador de palabras de la web, por cierto), pero esa satisfacción que da saber que tienes algo que contar aunque vayas lenta es de lo más agradable que hay.
Que nos dure mucho y acabemos el mes con cincuenta mil palabras. Muchos besos.