Día 25 del NaNoWriMo:
- Palabras: 49199/50000
- Horario de escritura: a media tarde, después de merendar.
Hoy me nace de dentro escribir muchas cosas. A borbotones, sin parar. Las primeras setecientas palabras del día han salido así, como si hubiesen estado esperando impacientes todo el día para salir ahora.
Tras ese montón, y finalizando un pequeño texto que me ardía por dentro, ya quedo mucho más tranquila. A partir de este momento se trata de ir retocando otros textos, pero ya no está esa urgencia ni esa necesidad tan extrema. Ha quedado la calma inundando todo.
Escribir desde la calma, quién lo diría en mí. Y sin embargo es lo que más me inunda en los últimos meses, una calma plena, colmada de una sensación de paz increíble. Yo, la que he escrito con la rabia y la que ha usado la rabia como forma de crecer, como gasolina para los días que no tenía ganas ni de acercarme a los apuntes, la que la ha modelado para impulsarme.
Mi rabia duerme el sueño justo de quien ahora mismo se sabe mucho más fuerte que eso. Tendrá sus momentos, porque sé que si en un futuro lo necesito la usaré para conseguir cualquier cosa que me proponga. Pero ahora mismo, en este mismo instante, lo que me impulsa a abrir el documento de Scrivener en el que me vuelco cada día, y muy especialmente el documento de Scrivener que abro de tanto en tanto según me va dictando la poesía, es la sensación de más tranquilidad que he conocido en mi vida: la sensación de que he construido ese refugio y, por fin, me lo he ganado para disfrutarlo con quien viene de camino.
No hay nada que pueda empañar ahora mismo esa sensación en estos momentos. Nada.
Y desde esa dulzura, tan ajena a mí hasta ahora, escribo.