La huida hacia delante,
siempre hacia delante.
El lema propio
presente en cada instante:
"Cuando el nudo apriete
y el techo pese
sal a que te dé el aire."
Desafiar el temporal
para acogerlo con los brazos.
Saltar hacia delante,
siempre hacia delante,
y dejar que la tormenta atraviese.
Somos animales de costumbres y hábitos. Busco los míos. Busco mis puntales, mis apoyos. Busco mis momentos, sedienta, como si desaparecieran a mi paso y se perdieran. Impaciente, me busco en ellos y en un cuaderno a medias. Me busco en unas líneas familiares de camino al trabajo mientras veo amanecer por la ventanilla. La imagen que me persigue y a la que persigo me ha abandonado a mi suerte y con ella me busco a mí misma. Una y otra vez. Como corriendo en círculos sobre mí misma. Como si me acabase de abandonar ahora y no hace meses, demasiados para mi gusto.
Somos animales de costumbres y hábitos. Uno de ellos, en mi caso, es cuando los comienzos, por sutiles, se continúa y se siguen escribiendo dentro, en lo más profundo, esperando su momento para pasar al papel. Y, mientras, sigo empeñada en perseguir ese instante de reinicio, de comienzo, de escritura pausada como si fuese la primera vez.