Este año necesito hacer una reflexión personal sobre el día del libro.
Día del libro 2021
El año pasado, el día del libro fue un día muy especial para mí. Tenía el día libre, así que me desperté a mi ritmo, desayuné, me puse uno de mis vestidos favoritos y me fui de ruta de librerías. Visité la Librería Bartleby (una de mis favoritas), hice parada técnica a media mañana en una cafetería para tomarme algo mientras escuchaba una sesión clínica online (una no deja de ser enfermera, no), visité luego la Librería Soriano y me di una vuelta rápida por el centro de Valencia antes de acabar comiendo una fideuá negra espectacular con Marido.
No fue tanto lo que hice o los libros que comprara como el estado de felicidad que tenía. Celebré de esa forma que se habían interesado por mi manuscrito, que me iban a publicar mi libro. Mi Catenarias iba a ser real, aún más real de lo que lo era ya en aquel momento, un documento en mi ordenador terminado unos meses antes y con sus primeras correcciones hechas.
El libro acabó saliendo a mediados de agosto y, desde esa fecha, han pasado unas cuantas cosas que ya contaré en un futuro. Así que este año la fecha del día del libro, conforme se acercaba, se me iba haciendo más amarga y más cuesta arriba por los recuerdos del año anterior.
Día del libro 2022
Así amanecí este año el día del libro, con todo eso en mente. Madrugué, desayuné mientras recordaba una foto que hice el verano pasado en Málaga con mi querido libro y decidí subirla a Instagram. Porque a pesar de todo lo malo ha sido un libro que me ha traído cosas muy buenas y quería recordarlo. Recordarme que si me denomino escritora es por algo, por la pasión que le pongo a esto de escribir, mi por qué por el que saco el tiempo que no tengo para sentarme delante del cuaderno o aprovecho una tarde libre para pasar a limpio textos al ordenador. Me recordé a mí misma que aquí sigo escribiendo, que no he parado de hacerlo, que sigo creando y que también me merezco celebrarlo.
Luego ya acabé vestida de blanco, cargando medicación, haciendo curas e intentando no pensar demasiado en el día que era… Hasta que se hizo la magia. Me llegó cierto mensaje privado hablando sobre mi libro, sobre mi Catenarias, y acabé completamente emocionada en pleno turno, deseando que pasasen las doce horas volando para celebrar el día, un día que hasta ese momento ni me había planteado siquiera disfrutarlo entre libros.
Conclusión
Al final del turno no pude pasarme por ninguna librería porque cuando salí estaba la más cercana cerrada y ya era tarde para irme de ruta, pero pienso celebrarme entre libros, disfrutarme como escritora, en la próxima Fira del Llibre.
Ojalá pudiera hacerlo firmando ejemplares o, al menos, con buenas noticias sobre mi libro Catenarias, pero me conformo sabiendo que estaré sintiéndome mucho mejor de lo que había pensado sentirme gracias al apoyo que recibo como escritora. También leyendo, absorbiendo lo mejor que pueda enseñanzas en forma de letras. Y dejándome llevar en papel, mi forma preferida de sentirme creativa, de ser yo misma, haciendo avanzar mi manuscrito actual, ese libro que está creciendo dentro de mí.
Y el año que viene me celebraré también, como hice el año pasado. Porque me lo merezco. Porque en el fondo ser escritora es encontrarle sentido a la vida entre palabras y es de las cosas que más disfruto haciendo.