La página en blanco me contempla. El cursor parpadea. Ha pasado todo el verano y es ahora cuando retomo mi espacio.
Me asomo a este sitio con la nostalgia propia de algo que he echado de menos durante demasiado tiempo. Estuve muy tentada de volver a mediados de agosto, adelantar un poquito las fechas, pero necesitaba oxigenarme y pensar. El tema del calendario editorial precisaba alguna vuelta que otra. Sigo sin estar segura de muchas cosas y me replanteo otras tantas. Las próximas semanas serán de transición y cambio.
Este verano ha sido extraño. He leído menos de lo que quería en un principio. Tenía varios libros en mi pila de pendientes de la mesilla de noche y muchos no han salido de ahí. Tuve un bache lector en el que no encontraba libros que me engancharan. Es por eso que de junio a aquí he leído:
- Una guía sobre el arte de perderse, de Rebecca Solnit
- La sociedad lectora, de María Fornet
- La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca
- Yerma, de Federico García Lorca
- Bodas de sangre, de Federico García Lorca
- Telégrafos del Estado, de Matilde Serao
Casi todos los libros, quitando el de Rebecca Solnit, han caído en agosto.
Por cierto, bendita biblioteca digital del Instituto Cervantes, que pude leer desde su web el teatro de Lorca sin problema.
No puedo negar que ha sido también un verano de escritura, más intenso que las lecturas. Decidí seguir escribiendo en Substack y mandando mis boletines semanales. Me lo he pasado muy bien con ellos, experimentando y probando, y es por eso por lo que me estoy planteando tantas cosas en cuanto al contenido del blog.
Los boletines que he publicado estos dos meses han sido:
- #058: Aires estivales
- #059: El agujero de gusano de la historia
- #060: Romper en dos la página en blanco
- #061: Por lo que pudiera surgir
- #062: Imagina el hilo
- #063: El germen de algo
- #064: Y al séptimo día, descansó
- #065: Revisión de cuadernos
Entre las cosas que tengo claras con esta newsletter es que el formato boletín, con sus secciones, no me va. Me encorseta y me corta las alas. Las entregas libres me funcionan mejor, son mucho más agradables de escribir.
No solo he escrito en Substack. También he completado un cuaderno entero tamaño A6. He hecho revisión de lo escrito a lo largo de los últimos doce meses (me he adelantado a la fecha habitual en otoño). He visto patrones e ideas, pero nada definitivo para venir contando como un proyecto como tal, aunque he revisado también lo que tengo de todos mis proyectos pendientes. No hay nada firme, más allá de que he sumado alguno nuevo a la lista desde mi última revisión.
Sigo sintiendo que necesito llenarme antes de escribir y que estoy aún en transición. Pronto habrá cambio laboral hacia mi plaza definitiva. ¿Cómo no iba yo a tener ganas ya de otoño?
Y con todo esto vuelvo a Plan de cuidados literario. Deseando compartir, como siempre, mis idas, venidas, procesos y aprendizajes con todos. Pasad, acomodaos y no olvidéis la suscripción a Palabras que cuidan para recibir cada entrega semanal en vuestra bandeja de entrada los lunes a primera hora:
Así empieza mejor la semana, con algo de lectura en el transporte público, que los trayectos a veces pueden ser un poco pesados.