La tercera semana empieza, técnicamente, hoy lunes, pero la crisis de la tercera semana del NaNo la he pasado toda la semana anterior. Se me ha adelantado.
Qué es la crisis de la tercera semana
Para los que escribirmos a lo largo de este mes de noviembre el NaNoWriMo hay unos cuantos momentos clave repartidos en estos treinta días. Uno de ellos es el inicio, cuando coges el reto con todas las ganas y te lanzas a escribir lo que hasta la fecha no habías empezado. Otro momento precioso es cuando consigues la mitad del reto, esto es, las veinticinco mil palabras. Sientes entonces como que estás más cerca de conseguirlo. Y, por supuesto, es imposible olvidarse de ese momento en que llegas a las cincuenta mil palabras y superas el reto, la sensación es de una euforia que te llena por dentro durante una temporada.
Pero no todos son buenos momentos. Hay también otra etapa, que dura unos días, que nos suele pasar a casi todos los escritores que nos enfrentamos a esto y es la crisis de la tercera semana. En esta tercera semana del mes, pasado el día 15, solemos estar entre las veincinco mil y cerca de las cuarenta mil palabras, aproximadamente. Son unas cifras entre las cuales la historia que estemos escribiendo ya está lo suficientemente avanzada como para empezar a verle las costuras, notarle fallos y no saber cómo seguir adelante. Las dudas asaltan, aún queda demasiado para llegar a la meta final y los contadores de palabras pueden hacerse muy cuesta arriba. El cansancio de mantener el ritmo hasta aquí también se va notando, empieza a pesar cada vez más eso de seguir escribiendo como hasta entonces se hacía.
Todo es normal. La primera vez que se presenta esta crisis no se termina de entender por qué el atasco si hasta el momento había ido todo bien, si el avance había sido imparable o con unas cifras muy decentes. Es una suma de factores: muchos días de escritura seguida (sobre todo si nunca se habían hecho o la última vez fue el año pasado), metas diarias muy altas mantenidas en el tiempo, el momento de la historia (esa parte del nudo en que no sabes bien cómo pasar de ahí al desenlace, o sí lo sabes pero no paras de encontrarle fallos), algún atasco que haya surgido en estos días, etc.
La conclusión es la misma: son los días en los que más cuesta sumar, continuar, seguir escribiendo. Y al estar aún tan lejos de la meta final ni siquiera eso sirve como aliciente.
Mi crisis de la tercera semana
En lugar de esperar a esta tercera semana real, a la que empieza este mismo lunes, mi crisis de la tercera semana se me ha adelantado una. Teniendo en cuenta que casi a principios de la semana pasada, el martes en concreto, estaba ya firmando las veinticinco mil el resto se me ha ido pasando muy despacio. Ha costado un gran esfuerzo mantener el ritmo de escritura alto. También hay que añadir que tener una contractura en los hombros no ha ayudado nada a esto de sentarse a crear y me pasado la semana escribiendo con el portátil en el sofá.
Mi truco para que se hiciera más llevadero ha sido dividir la meta diaria del NaNo, 1667 palabras. Para ello empezaba pensando que tenía que escribir 500 palabras, algo muy asequible y fácil de alcanzar para mí. Las que más cuestan realmente son las del principio, pero una vez que me ponía a ello salía con más o menos facilidad. Cuando pasaba de esas 500 me fijaba la siguiente meta en las mil. En este punto ya solía ir más del tirón, sin apenas fijarme en el contador porque había enganchado con las anteriores y no se me hacía pesado. Pero a partir de ese momento ya iba costando más escribir, así que me dividía aún más la meta. 300 palabras más, por ejemplo, algo tan «poca cosa» que mentalmente me decía que cómo no iba a poder con una cifra así. Y ya que estaba qué son trescientas más.
Poco a poco, con estas divisiones, he ido completando mi meta diaria en estos días que más me ha costado. Y, por supuesto, una vez que pasaba del mínimo diario, si el día pintaba bueno, intentaba avanzar un poco más, aunque fuese ya sin metas. Pero son días que ha costado ya de por sí llegar al mínimo, no digamos escribir de sobra como en días anteriores.
Ha ayudado a escribir en cada sesión el hecho, por supuesto, de estar dedicándome a planificar cosas, de estar con varios frentes abiertos y no en exclusiva con un solo proyecto. Supongo que en caso contrario hubiese sido todo más complicado.
Gracias a todo eso y al hecho de que este fin de semana poco a poco he ido subiendo los marcadores todo lo que he podido, estoy cada vez más cerca de las cuarenta mil palabras. En concreto, estoy ahora pasando las treinta y seis mil palabras. No sé si seré capaz de terminar el reto antes de terminar la semana, pero me veo ahora, después de pasar la crisis, completamente capaz de ello. Ya os contaré qué tal.