Junio ha comenzado ya. Y no he podido más que visualizarme leyendo, leyendo muchísimo. Un verano relajado, lector, cargado de palabras ajenas en las que encontrarme. Porque este verano se me presenta muy interesante y me apetece disfrutarlo.
Lecturas veraniegas
Va a ser un verano de estudio, sí, porque voy a estar con los apuntes entretenida. Pero también va a ser un verano en el que quiero hacer muchas más cosas.
Eso incluye, por supuesto, rebajar la pila de pendientes. Es enorme y no corresponde que ponga aquí todo lo que quiero leer porque llenaría la entrada de títulos. Pero me apetece compartir tres de los libros que más me apetece leer:
- Covid-19. Diario de una enfermera de cuidados intensivos, de Mayte Martínez (creo que será el primero que lea de esta lista)
- En primera línea, de Gabriel Heras (ya lo reservé porque sale a la venta mañana día 2 de junio)
- ¿A quién vamos a dejar morir?, de Javier Padilla (pendiente desde hace un tiempo, me pide el cuerpo ahora más que nunca leerlo)
Con estos libros me está pasando lo mismo que en su momento con el de Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexiévich, allá por finales de abril: es el tema que más me llama, el que me apetece leer por encima de cualquier otro. Así que cuando me termine los dos libros que me estoy leyendo ahora mismo (Las dos torres, de Tolkien, y La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexiévich) iré leyendo uno tras otro compaginándolo con El retorno del Rey.
Y ya después de eso, si me apetece, tengo algún fanfic para leer por ahí (Mortífago, unas cuantas paginitas, casi mil novecientas, poquita cosa) y más libros. No me quiero poner metas de cifras ni de títulos, simplemente me apetece leer por placer, según vaya surgiendo. Como hace unos años, y ojalá como entonces, con mi perrete en el pueblo.
Un nuevo idioma
También estoy muy ilusionada con otras cosas que me apetece hacer este verano. Más allá de estudio, más allá de cursos enfermeros, más allá de vacaciones (si es que al final nos dan algo y podemos descansar), me he apuntado a algo que desde hace muchísimos años tenía ganas de hacer: un curso intensivo de japonés.
Me encanta aprender cosas nuevas y el japonés es un idioma que siempre he querido aprender. He dado prioridad a otras cosas siempre (al estudio de la carrera, al inglés, luego al francés, luego al EIR…) y ahora me apetecía probar con el idioma, con este curso intensivo.
No es el único idioma ni la única cosa que quiero aprender, desde luego. Entre las cosas que me he ido planteando esta cuarentena una de ellas ha sido intentar aprovechar y hacer lo que me apetezca y pueda en cuanto a aprendizaje se refiere. Aspiro un poco a ser Sim del Renacimiento, sí.
Escritura: continuar proyectos
Ah, y además de todo eso, me apetece también escribir bastante este verano. Pero, como ya dije en entradas anteriores, voy un poco tal y como va surgiendo. Sin forzarme., despacio. Y aunque parezca que así no se avanza van saliendo poco a poco los poemas que creo que deben ir saliendo. Con calma y mimo, a la espera de transcribirlos en condiciones.
Los domingos, mi día de descanso de estudio, son mi día de poner en papel lo que va creciendo a lo largo de la semana. Es cuando todo cobra sentido. Y me apetece que siga siendo así el resto del verano, la verdad.
¿Qué planes tenéis para este verano? Contadme.