Sim del Renacimiento: en el juego Los Sims 4 el Sim que maneja el jugador puede tener una aspiración, esto es, un objetivo de toda la vida que en este caso consiste en querer destacar en muchas cosas a la vez. Esto implica dominar varias habilidades y aprender, aprender mucho.
Y eso es lo que me pasa a mí: que tengo una sed de conocimiento y una curiosidad inmensa.
Sim del Renacimiento
Desde siempre me pasa esto. Mi padre cuenta que cuando apenas levantaba dos palmos del suelo ya me quedaba embobada mirándolo reparar aparatos electrónicos al punto de decirme que me quitase de en medio para no quemarme sin querer con el soldador. Hoy en día la Wikipedia la repaso de arriba abajo leyendo sobre cualquier cosa que me llame la atención en ese momento. Llevo devorando libros de cualquier temática desde que aprendí a leer con cinco años, incluyendo libros de texto de una de mis primas, varios cursos superiores al mío. Cuando he estado trabajando y han hecho alguna técnica, como, por ejemplo, ecocardiogramas, me he quedado mirando muy atenta a todo lo que se hacía.
Me encanta aprender. Me encanta saber cosas nuevas y saciar mi curiosidad. Llevo años queriendo hacer más y más cosas y ha sido con la pandemia cuando, a base de hacerme muchas preguntas (como todos, no sorprendo a nadie), he decidido que poco a poco iré saciando esa curiosidad que tengo, esas ansias de conocimiento.
Y el único estado en el que puedo definir mi aspiración vital, cual Sim, es ese, ser un Sim del Renacimiento.
Saciando la sed de conocimiento
Si algo ha tenido bueno la pandemia en mí es el orden de las prioridades de mi vida. No es que no las tuviese claras antes, pero ahora mismo han cambiado un poquito y se han visto reforzadas algunas y otras han pasado a muy segundo plano.
Al margen de viajes a Málaga cuando se pueda, ver y cuidar a los míos (incluyo aquí los amigos, por supuesto), no dedicar ni medio segundo de mi tiempo a gente que me drena las energías o que no me aportan nada y ese tipo de cosas, es ahora cuando más cosas estoy haciendo porque sí, porque me apetece, al margen del ámbito enfermero.
Tengo muchas más metas y más cosas que quiero hacer poco a poco. Me he ido aclarando la cabeza a lo largo de los meses que han pasado tan malos. Paso a hacer una lista de todo eso:
- Va a ser mi último intento del EIR. Definitivamente. No puedo dedicarle más energías ni tiempo a un examen de acceso a una especialidad por mucho que me guste. La realidad es la que es: estoy en un punto de la profesión que tengo varios caminos abiertos y me interesa especializarme en uno de ellos. Si me falla este, si me falla el EIR, pienso tomar uno de los demás caminos abiertos porque ahora es el momento de aprovechar la oportunidad para hacerlo. Esto no significa que no esté estudiando ni preparándome, le estoy dedicando mucho tiempo a esto, pero parto de la base de seis intentos previos y sé de sobra qué se siente al quedarte a las puertas de conseguirlo.
- Si el EIR no sale adelante, si no consigo plaza a pesar de estar intentándolo con todas mis ganas, es cuando me planteo uno de esos caminos que dije antes. Tengo en mente al menos dos máster por hacer y un experto. ¿Que sería ya mi tercer experto? Pues sí, pero me encantan las heridas, soy feliz con un bisturí y una pinza en la mano y estaría encantada de hacerlo. Y los dos máster que me llaman son el de nutrición y, sobre todo, el de oncología. Me encantaría aprender muchísimo más del campo en el que estoy trabajando ahora mismo con mi vacante.
- No voy a dejar de prepararme para la OPE porque como mi vacante no es una plaza fija me toca presentarme a examen sí o sí cuando salga. Esto no es negociable, pero pienso alternarlo con el resto de formación.
- Más a largo plazo, cuando la vorágine de formación enfermera me la quite de en medio (y acabe sabiendo de todo a este ritmo, porque vaya tela con el espectro de estudio que me encantaría abarcar), me encantaría dedicarle tiempo a mi faceta de escritora y formarme un poco. No descarto para nada una carrera, le tengo echado el ojo y todo, he revisado incluso plan de estudio. Pero esto ya es un sueño para a saber cuándo.
Lo primero es lo primero, lo que me da de comer y lo que me apasiona más. Sí, lo que me apasiona más. Tanto que en su día, cuando hice la prematrícula en la universidad, con mis diecisiete añitos y la selectividad recién hecha, solo puse «enfermería» en las dos Escuelas de Málaga capital, sin más opciones B.
A pesar de todas las preguntas que me planteé en su momento en la pandemia sigo eligiendo la enfermería como hice aquel día de junio de 2007 con mis notas de selectividad en la mano. Sigo escogiendo seguir avanzando en la profesión, sigo queriendo aprender, sigo queriendo saciar mi curiosidad con este campo tan inmenso de estudio.
Mi lado de Sim del Renacimiento se manifiesta en eso y en que, cuando pueda relajar un poco más el ritmo de estudio en cosas relacionadas con la enfermería (que no son pocas, por cierto) tengo claro, clarísimo, que mi lado literario se merece también la atención que precisa. Y que lo haré por placer, porque quiero, como tantas otras cosas que llevo haciendo desde marzo.
Que luego los días se pasan uno detrás de otro, sin alimento para la mente, y eso es lo último que quiero. Mi mundo interno necesita nutrirse, no pienso negarle eso. A mi ritmo, por supuesto, sin prisas y según vaya surgiendo.