Lo natural es aprovechar el buen tiempo reinante de estos últimos días y escribir al aire libre en el balcón, con los árboles de fondo, el sol dándole a las macetas y los sonidos que el momento tenga a bien traerme. Porque, por suerte, me da igual el ruido de fondo mientras no sean obras.
Lo natural también sería dejar de escribir estas entradas, me digo mientras el silencio relativo se rompe con el motor de una moto de fondo. Dejaría de escribir sobre proyectos ya terminados y corregidos, proyectos que siguen su curso subterráneo, en la espera. Cerraría esto, como una etapa, y abriría la siguiente, dejaría esto congelado en la nada mientras me dedico a hacer crecer otras ideas, mientras pienso qué es lo que más me llama teclear en estos momentos. Y no estaría mal hacerlo.
Pero lo natural también es escribir y contar aquí eso, que espero. Que en menos de un año he pasado página y estoy a otras cosas. Que esta serie de entradas que empecé con un propósito a más largo plazo se me han quedado a mitad de todo lo que pensaba que se expandirían. Que no pasa nada por ello, pero si este blog mío va de compartir procesos, tenía que hablar también de esto. De cuando lo que esperas, y lo que planificas, se modifica porque las circunstancias así lo exigen.
Y está bien que así sea. Está bien evolucionar, cambiar, crear nuevos contenidos, cerrar ciclos, comenzar nuevos, pensar en nuevos tipos de textos, nuevas ideas, dejarte llevar por ellas y pensar cómo expresarlas. Está bien que el tiempo y el aprendizaje hagan acto de presencia una vez más para hacerme ver que de lo que pienso que haré a lo que final mente hago, en cosas como este tipo de entradas, tocará darle una vuelta de tuerca más. No pasa absolutamente nada. Forma parte del proceso creativo, del ensayo y error.
Puede que en un futuro escriba más, o menos, entradas así. Puede que las espacie. Que ya no aparezcan. Que lo hagan de tarde en tarde. Narrar cómo un proyecto crece es complejo porque cada uno tiene sus ritmos. A veces puede llevar años el hecho de plantearlos y llegar a finalizarlos. Otras, en meses ya estaría. Cada uno necesita unos tiempos, una madurez, un trabajo mayor o menor detrás. Cada uno precisa, además, unas piruetas mentales que otros no, son menos complejos. Hay momentos en que se tienen muy claras las ideas y el hilo conductor desde el principio y a veces necesitas años para que la narrativa coja su camino.
Así que lo natural era volver a escribir una entrada así para poder decir, dentro de mi proceso creativo, que punto y aparte. Ya veré el próximo párrafo de este tipo de entradas cuándo lo inicio. Ahora toca escribir otras, a su ritmo, con su proceso.