Con n de nombre

Por fin puedo hacer oficial el nombre real del poemario que he ido nombrando hasta ahora por aquí como Nostalgia.

Se llama Catenarias.

Cuando todavía era una idea en pañales, un puñado de versos sin demasiado sentido. Cuando la pandemia empezó a golpearnos a todos y a rompernos sin piedad el sentido de lo que en un momento dado pretendía escribir se esfumó. Quedó el poso de la nostalgia, bien es cierto, recorre el libro de arriba abajo.

El dolor lo condensé en palabras. Lo fui haciendo casi sin darme cuenta, en cualquier espacio que encontrara: notas del móvil, un cuaderno que fui migrando por diversos bolsos y mochilas (incluyendo la de los avisos), trozos de papel de cuando acababa de pasar la consulta… Cualquier lado era bueno para una nota rápida, una impresión.

En noviembre, con la excusa del NaNo, fue cuando empecé a recopilarlo y darle forma. Fue cuando el nombre real, Catenarias, surgió. No podía ser otro más que ese por todo lo que significa.

Ya no es solo esa unión con mis raíces, mis viajes en tren para ir a ver a los míos. Es también mi pasado. Mi abuelo paterno era ferroviario. Mi abuela paterna, hija de ferroviarios. Indirectamente también es un homenaje a ellos.

El resto de dedicatorias están en el libro, en los poemas.

No ha sido fácil de escribir. Ni siquiera cuando lo empecé a recopilar. Tampoco cuando lo terminé de verdad, en enero de este 2021. Ha dolido en cada verso y meses después, con la revisión, he vuelto a llorar de principio a fin en la relectura. El tiempo supongo que ha ido curando todo, pero aún así ahí está, negro sobre blanco, duelo y dolor escritos.

Me abrí en canal escribiendo este libro. Espero que os lleguen mis letras con toda la intensidad con la que me he derramado.