En las últimas dos semanas ha tenido lugar en Valencia el festival de poesía Vociferio.
Una crónica del festival Vociferio diferente
Partamos de la base de que he estado poco para mi gusto. Solo he ido a dos actos en días diferentes: el viernes de la primera semana, que tuvo lugar un corro de mulleres poetas que recitaron en gallego (Chus Pato, Luz Pichel, Alba Cid, María Lado, Andrea Nunes), y el acto de clausura este pasado domingo con otras cuantas poetas recitando (Maite Martí Vallejo, Andrea Melanctha, Violeta Niebla, Ágata Navalón) y Begonya Pozo junto con el grupo poético Obert, que pusieron la guinda al pastel en forma de fusión entre poesía y música.
Lo bueno es que fue muy intenso todo y lo disfruté muchísimo. Además tuve suerte y me encontré con un conocido allí que, además, me presentó a más gente. Eso y descubrir voces que no conocía han sido de lo mejor que me llevo de todo esto.
Lo suyo, y viendo mis experiencias anteriores con otros actos relacionados con la literatura, hubiese sido lo lógico en mí hacer una crónica sobre este festival Vociferio de poesía. Pero esta vez no es lo que sale de mí. En estos escasos días en los que he podido ir y disfrutar de la poesía en directo me he dedicado a sentirla intensamente.
Ahora solo me queda que repose.
Un soplo de aire fresco para mi parte creativa
En este período de sequía en el que ando inmersa desde hace una temporada no consigo encontrar palabras. Me apetece escribir, me apetece crear, pero cuando me pongo a ello las palabras no salen, se quedan atascadas.
Sentirme envuelta en poesía, encontrarme rodeada de imágenes en otros idiomas (gallego, valenciano) en ambientes increíbles como el Centre del Carme ha hecho que sea esto para mí como un soplo de aire fresco. Algo que no sabía cuánto necesitaba hasta que me he llenado de poesía por dentro y se ha expandido. Así que para mí ha sido completamente sanador por dentro el hecho de ir los pocos días que he ido, dejarme llevar por el ambiente y llenarme.
No he tomado ni una nota. No he escrito nada conforme estaba ahí, escuchando, ni después. Solo he estado ahí, como espectadora, como poeta sedienta de otros poetas. Me he empapado de todo lo que he oído recitar estos días. Y creo que era lo mejor que podía hacer.
Mi ejercicio pendiente en los próximos días será digerir el festival y dejar que me cale aún más, que se adentre en mí todo lo visto y volver a abrazar la poesía en mi vida, a ver si así se marchita esta sequía que me envuelve en las últimas semanas. A ver si así consigo volver a empuñar la pluma y volver a verterme en palabras, que sé que el libro que tengo dentro avanza a trompicones.
Y el año que viene, si puedo, repetiré sin duda.