El modo intensivo de estudio es algo más que el nombre de un programa de la academia, un tipo de curso o una etiqueta para esa vuelta en la que estamos todos inmersos ahora: es empezar a sentir la presión encima. Que pese cada vez más esa responsabilidad, que te falten horas en el día para estudiar, que el cansancio y el agobio se vayan apoderando de tus sentidos. Todo eso mismo que me dije que este año no quería para mí y, oye, me lo estoy encontrando de frente de forma inevitable.
Sobre la presión existente
Crece, es una pequeña bolita que está ahí y no le haces ni caso hasta que un día tropiezas con ella. Poco a poco va haciéndose más grande, ocupando más espacio, te la encuentras más a menudo en tu camino hasta que te das cuenta, de pronto, que está en todo momento encima, que te persigue sin cesar y ocupa prácticamente tu campo de visión más cercano. Puede llegar incluso a aplastarte.
Esa es la sensación que da la presión existente durante el proceso de estudio. Algo que crece, que va haciéndose cada vez más presente. Y ahora, durante el intensivo, esas presiones se van multiplicando aún más y si no tienes cuidado de trabajar los ánimos y la autoestima esta presión puede llegar a golpear y dejarte tocada durante lo que queda de proceso de estudio.
No tengo solución mágica para ello, tampoco creo que exista. Se habla de la confianza, pero esto es algo que creo que hay que trabajar día a día, mucho antes de este punto de agobio tan intenso. Sin esta confianza, sin esta fe en uno mismo, en que se puede conseguir, es complicado seguir con la fuerza de voluntad suficiente como para sentarse a diario, sin dejar un día de hacerlo, estudiar sin parar. Y aún así tampoco creo que con solo confianza se consigan milagros.
Llamadme mujer de poca fe, si queréis, pero yo sigo con mi confianza en un estado razonable para las fechas que estamos y aún así encontrar esa fuerza de voluntad, estudiar y creer en mis esfuerzos me está costando cada vez más. No sé si será también cansancio.
Sobre la creatividad como válvula de escape
De toda la vida escribir ha sido y es para mí mi válvula de escape. Mi momento creativo es algo sagrado, esa pausa en mitad de la vorágine que lo soluciona todo y consigue devolverme el equilibrio mental justo cuando más lo necesito.
Cuando todo me agobia más, cuando más me pesa el estudio y me cuesta más seguir con los apuntes es cuando más me inspiro. No puedo evitarlo, no es algo consciente, pero lo aprovecho para hacer esa pausa tan necesaria. Me sirve, de paso, para recargar las pilas y seguir más tarde con el estudio con más ganas y fuerzas.
Últimamente estoy con unas ganas terribles de crear, una mezcla de ideas muy curiosa en la cabeza, muchas ganas de lanzarme a todas ellas, cero tiempo, un reto literario (el NaNo) que estoy ignorando casi por completo y con menos constancia que nunca. Casi que la poquita que tengo la estoy destinando al estudio. Toca establecer prioridades y está claro que en estos instantes el EIR es la primera.
Pero me quedo con lo bueno: este tipo de escape creativo me ha dado cosas muy buenas, fue el motor que me impulsó a escribir y me mantuvo con ideas toda la convocatoria del EIR pasado, de inicio a fin. Y lo que salió de ahí, mi poemario, es para mí un buen resultado, algo muy intenso y que necesitaba escribir sin duda.
Esta vez no será posible, esta vez se queda el NaNo como mero contador de las palabras que salgan sin más, sin proyectos, porque tengan que salir. No voy a agobiarme más de la cuenta.
Sobre el intensivo, la presión y la creatividad: hiatus
Es por esto que, por primera vez en muchos años, me he decidido a hacer un parón en mis publicaciones semanales. Desde hoy hasta el próximo 30 de enero la web permanecerá en pausa, no subiré ninguna entrada nueva hasta entonces. Las newsletter también estarán pausadas hasta entonces.
Necesito este tiempo no solo para estudiar, sino también para ordenar mis ideas, mis proyectos y un poco para mí. Me he dado cuenta últimamente que se me están mezclando muchas ideas y este alto en el camino espero que me sirva para desenredarlas y, por supuesto, para volver con las pilas cargadas.
Hasta entonces seguiré como siempre, por mis redes sociales (facebook, twitter) y a un mail de distancia. Nos leemos, señores.