Hace mucho que no hablo de proyectos literarios en esta página mía y va siendo hora que la parte literaria del Plan de cuidados se manifieste un poco con material propio, aunque sea comentándolo.
«Congrega la voz, escribe un libro,
y no habrá sido en vano tanto silencio.»
Nares Montero – Abejas en las lindes
Entre todo lo que contiene el cuaderno literario que paseo por todas partes hay mucho de lamento por la falta de tiempo, culpa por abandonar una y otra vez el reto 250 (no consigo sacar ni veinte minutos, son todos para estudiar, cada segundo lo necesito), alguna idea suelta por ahí, bastantes bocetos de entradas o newsletters y dudas, muchísimas dudas. Todo eso aliñado con impresiones que me han ido dejando los diversos libros que he ido leyendo a lo largo del año, que no falten.
Mis dudas en casi todos los casos que he ido documentando (y son varias páginas al respecto) son, y creo que serán una temporada más, con respecto a varios proyectos literarios que quiero ir desarrollando.
Como ya he ido escribiendo en diversas entradas anteriores, yo tenía un poemario cuyo primer borrador acabé en mayo de 2017, Lettere. Hasta ahí bien, perfecto, genial. Quise dejar tiempo entre su escritura y su corrección para verlo con otros ojos, con distancia, y eso hice. Menos mal que fue así. Me di cuenta en los diversos repasos que hice que del manuscrito original no podía salvar todo, que tenía que podar y quitar cosas. No terminaba de ser consciente de cuánto, pero cada vez que volvía a hacer una corrección no hacía más que ver fallos.
Luego vinieron el bloqueo y el estudio, de la manita ambos, unieron fuerzas y se pusieron de acuerdo para que le dedicase cada vez menos tiempo al tema de la escritura. Aunque lo he intentado y lo intento todo lo que puedo, está siendo el año en que menos estoy escribiendo desde que registro las palabras que escribo a diario. He llegado ya al punto de tomármelo con filosofía y pensar que qué remedio, que si no puedo no pasa nada. Duele, ya que he escrito incluso cuando más he estado estudiando para el EIR, y la prueba de ello es Proyecto Metáforas, que lo escribí entonces (qué ganas de mostrar su nombre definitivo en público y que vea la luz algún día, ojalá). Pero hay diferencias entre ese momento y ahora: en ese 2015 de estudio y escritura esas eran mis únicas obligaciones mientras que hoy, en pleno 2018, compagino el trabajo con el estudio y por más que quiera no tengo tanto tiempo como antes. Y si quiero tenerlo tengo que sacrificarlo del tiempo de descanso, cosa que me niego a hacer en estos instantes porque el agotamiento y el estrés son reales y me comen a turnos.
Hay otro proyecto por ahí que va y viene, que coge fuerzas y las pierde a ratos, según cómo voy evolucionando en esto del ciclo de estudio, agobio, trabajo e intentos de escritura. Lo había nombrado alguna vez por aquí como Proyecto Metamorfosis, un nombre con el que no me sentía excesivamente cómoda y que acabé cambiando por Proyecto CV a falta de encontrarle un nombre mejor. Este proyecto tiene una costumbre muy mala: suele aparecer con más ganas cuando más agobiada estoy, cuando más cosas tengo que hacer y más llevo adelante. Como hace ahora mismo, me pide su ración de caso, que utilice lo poquito que escribí en su día en el NaNo del año pasado para terminar de darle forma y que lo escriba en condiciones.
En bastantes años esta es la primera vez que paso tanto tiempo sin estar metida de lleno en ningún proyecto. Hasta la fecha siempre he estado liada en mayor o menor medida en algún proyecto, si no escribiéndolo al menos planificándolo. O maquinando alguno. O pensando y decidiendo cuál de todas las ideas que hubiese tenido merecía la pena que pasase al papel y lo trabajase. Es una decisión difícil, porque es una idea con la que voy a tener que estar una temporada, más o menos larga, enfrascada y necesito que me llene lo suficiente como para no tirar la toalla a las primeras de cambio. Podría intentar llevar adelante varios proyectos, pero eso lo experimenté en el pasado y tengo más que claro que no funciono así, que al final no avanzo ninguno y los termino mezclando o dejando por imposibles.
No sé si es lo que me está pasando ahora mismo, eso de llevar adelante varias cosas y no avanzar nada, o se me ha juntado todo, incluyendo el trabajo y el estudio, y por eso no escribo. Lettere sigue ahí, pendiente. No es que necesite una revisión profunda, es que la idea que quería transmitir en un principio se me fue de las manos y no está plasmada, quiero seguir trabajándola hasta que salga. Eso significa reescritura en muchos aspectos y no me siento en estos momentos capaz de llevarla adelante, por más que quiero. La idea está ahí, no se va, es recurrente, así que sé que saldrá en algún momento. Por otro lado está Proyecto CV, que no deja de ser un puñado de bocetos que me están empezando a mezclar en la cabeza con otras ideas y no hace más que dar vueltas, muchas vueltas, sin terminar de decidirme entre todo lo que surge por cuál será la mejor para escribir. Me apetece muchísimo darle una oportunidad y dejarme llevar por lo que quiera contarme, escribir a lo que surja, pero me conozco y sé que si me pongo a ello en estos momentos sin terminar Lettere acabará en el fondo del cajón hasta más ver.
No tengo muy claro hacia dónde tirar, la verdad. Lo de elegir «lo que me apetezca en estos momentos» estaría muy bien de no ser porque tengo tantas cosas en la cabeza que ahora mismo no puedo pensar con la claridad suficiente como para reflexionar qué elegir, si reescribir, empezar algo nuevo o ninguna de las dos opciones. En cualquier caso, eso es lo que tengo entre manos ahora, lo más urgente. Hay más proyectos por ahí, sí, pero tendrán que esperar su turno para más adelante, a que tenga claro qué quiero sacar de ellos. ¿Cuándo decidiré qué hacer? Cuando me quite un gran peso de encima el próximo 21 de octubre con el examen de oposición.
Hasta entonces, por cierto, dejaré de actualizar por aquí por motivos obvios. Nos leeremos el próximo 22 de octubre con más ganas, más contenidos y, espero, las ideas más claras sobre qué quiero escribir.
¡¡Espero que vaya todo muy bien hoy en el examen!!
A veces necesitamos tiempo. A mí me costó muchísimo corregir Triángulo. No había manera humana de ponerme con ello. Pero cada cosa tiene su momento. Estoy segura que el NaNo te vendrá bien para intentar volver a implantar tu rutina de escritura y echarle el guante a alguno de esos proyectos. Ánimo y a por todas.
Siento que no ha ido mal, pero hasta que no lo corrijan de forma oficial no quiero confirmar nada, por si acaso.
Espero que el NaNo sirva para eso, sí. Tengo muchas ganas de NaNo, la verdad.
Un beso, nos leemos.