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Isabel Garrido – enfermera y poeta

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Cómo escribir cincuenta mil palabras sin morir en el intento

Publicada el 10 noviembre, 20258 noviembre, 2025 por Isabel Garrido

Vaya por delante la verdad más evidente de todas: no he planificado nada este año. Palabrita. Me enteré de la vuelta del NaNo dos días antes del evento y dije que a participar. Así, sin más, sin pensar nada.

A partir de ahí, cómo escribir durante un mes sin perder la cordura es el reto de verdad.

Material de escritura

La primera pregunta es la más evidente: ¿y qué vas a escribir entonces?

Aprovecho que tengo la rutina de escritura diaria más que de sobra desarrollada para empujarla y llevarla más lejos. Intento que esas sesiones no se limiten solo a una página o dos del cuaderno, lo habitual. Que vayan más allá. Estoy aprovechando para desarrollar temas que llevo todo el año dando vueltas y no encuentro nunca hueco para pensarlos, para planificar las entradas del año que viene (con lo que me está costando, por cierto), para unir notas de proyectos, para rescatar textos…

En lugar de limitarme a lo fácil y sencillo, expando lo que tengo entre manos. Me enfrento a problemas que hace meses que voy posponiendo. Y, ya que estoy, voy escribiendo poco a poco las últimas entradas del año, que siempre me cuestan más porque pillan vacaciones y fiestas por medio. Luego lo agradeceré de sobra.

Trocear metas

Yo aquí sigo la infinita sabiduría de mi amigo Adrián, más que experto en el tema (y al que llevo años repitiéndole que haga una entrada en su blog explicando mejor que yo cómo lo hace).

La meta de casi mil setecientas palabras diarias es una gran meta. Se puede conseguir, sí, pero es una meta elevada que puede desmotivar así de primeras. Lo mejor es trocearla para que sea más asequible: bloques de trescientas palabras, quinientas… las que sean. Si te pones una pequeña meta, algo asequible, y consigues llegar a ella el subidón es enorme.

Un post promedio en mi blog, sin demasiadas florituras, ronda las seiscientas palabras. Teniendo eso en mente, es una meta que puedo asumir y cuya extensión puedo escribir sin problema. Si divido mi trabajo en tramos así se me hace mucho más sencillo de escribir todo. Esa es mi meta.

Este año, además, estoy aprovechando Scrivener para ir desgranando cada apartado que escriba en subdocumentos por día. Fácil de localizar, fácil de leer más tarde, y con títulos bien grandes y visibles que me hacen sentir que ese trocito corto es parte de algo más grande, no un barullo sin sentido. Porque trocear por trocear, sin orden, tampoco sirve de nada.

Experimentos

¿Tengo algún momento mejor para probar si esa idea que acabo de tener da de sí como para que le dedique una entrada o un texto más largo? Es la excusa perfecta para ir desarrollando tema tras tema y dejar salir a la creatividad de paseo. Sin miedo, sin pensar realmente si lo voy a conseguir o no, probando por probar.

Cada sesión de escritura mi meta es dejar volar la imaginación, fragmentar lo que salga en subdocumentos con según qué cosas en mente, desarrollar lo que tenga valor y lo que no que se quede en una carpetita guardada, sin más. Esas divisiones me ayudan a no ver estos experimentos como tiempo perdido.

Gracias a esa mentalidad el día tres del reto, por ejemplo, desarrollé el planning de un tercio de las entradas del próximo año, esta entrada y una lista con posibles temas que sé que iré ampliando con el transcurso de los días. No creo que me dé para todo el mes ni por asomo, pero es un comienzo.

Esa es la magia del NaNo y a eso me dedico cada día. No sé si llegaré a las cincuenta mil palabras, pero sé que ya solo por lanzarme a la pantalla y al teclado, sin miedo del cursor parpadeando, estoy escribiendo con más fluidez que si tuviese todo planeado al dedillo. Salga lo que salga al final del reto seguro que agradezco este tiempo de escritura.

Esta libertad de no pensar, solo escribir sin cuestionar, es lo que más me gusta de este mes de escritura desatada que supone el NaNoWriMo. Y es lo que intento replicar luego, a menor escala, en mi escritura diaria el resto del año.

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Isabel Garrido (Málaga, 1989)

Enfermera y escritora. Autora de:
  • "El lenguaje del cuidado" - relato incluido en la antología 101 relatos de la enfermería (Vinatea Editorial, 2022)
  • Catenarias (2021; reedición en Amazon, 2022)
  • "Pero eran otros tiempos" - relato incluido en la antología Mujeres en construcción (Vinatea Editorial, 2018)

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Todo el texto de esta web, así como los textos publicados en mi newsletter Palabras que cuidan, están escritos por mí, sin uso de inteligencia artificial en el proceso. Las imágenes usadas son o fotos propias o, las menos, de bancos de imágenes. Ninguna aplicación para generar ideas ha sido tampoco usada para pensar mis textos o los posibles temas a tratar en ellos.

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