Conforme más tiempo paso alejada del teclado del ordenador, más lejana me siento con respecto a fluir en él. Siento que en estos momentos el papel es lo que más confianza me da, donde mejor me expreso. Supongo que la dispersión mental que tengo últimamente se nota.
Y, sin embargo, hay cierto documento de Scrivener que tira de mí como un imán, con todas su fuerzas. Orbito a su alrededor, lo abro a menudo y reviso las notas que tengo en el apartado de documentación. He estado mucho tiempo dándole vueltas a tantas cosas que ahí guardo… Y al final he terminado fluyendo en papel. Ha ayudado todo el tiempo que ha estado viviendo en mi mente las palabras, las ideas, las imágenes que habitan en mí y me hacen palpitar.
¿Habrá ayudado esa lejanía con respecto al portátil, a este documento, para que me haya lanzado de esa manera a escribir? He sido un mar de dudas demasiado tiempo, sin saber cómo abordar este proyecto cada vez que me enfrentaba a él, y de pronto ha sido algo natural anotar en el cuaderno un «capítulo uno», un puñado de versos tras otro, idea tras idea.
La lejanía del portátil, el no ser capaz de pasar tiempo frente a la pantalla, el hecho de robar segundos al reloj y arañárselos desesperadamente hace que cada vez que me siento a escribir sea un acto de afirmación rápido, que tenga que ir al grano y no perderme en divagaciones. Que no tenga margen para lo superfluo. Que salga, como sea, sacar el poema en bruto, que ya habrá tiempo en otro momento de arreglarlo.
Gracias a eso me encuentro ahora con que tengo entre manos un inicio que no hubiese sabido ni cómo encontrarlo ni empezar hace unos meses, hace un año. Me encuentro algo más segura del camino que debo trazar. Y tengo, además, esa sensación de «libro que va creciendo poco a poco y se va escribiendo solo» que tuve en su día, cuando escribí Catenarias. Sensación, por cierto, que además de familiar y de estar haciéndome rememorar algunas cosas, me hace sentir más en calma. Esas sesiones de escritura en apariencia sin sentido están devolviendo el sentido a mi escritura.
Está siendo una experiencia brutal escribir de esta manera, tan a salto de mata.