Qué me gusta a mí un sarao literario, madre mía. Es ver que se organiza uno y me falta tiempo para revisar de arriba abajo el programa ver los ponentes y actividades, planificar qué quiero ver y cuándo iré. No iba a ser menos cuando anunciaron esta segunda edición del congreso Escrivivir en Valencia.
Viernes, 20 de septiembre
Día de la inauguración. Día también de ir a por la acreditación, de entregar los libros para la venta durante el evento (llevé mi Catenarias, por supuesto) y día de las primeras charlas. A esto último no asistí, me limité a lo justo, acreditación y llevar los libros, y ya me volví a casa.
La verdad es que, entre que no me interesaban mucho lo de ese día y que la conciliación es un unicornio fui a lo justo.
Sábado, 21 de septiembre
De nuevo, no fui a las charlas de la mañana ni a la comida. De nuevo, por conciliación, decidí elegir y como lo que más me interesaba era lo de la tarde justo después de comer es cuando aparecí por el cine ABC Park, del centro de Valencia, donde hicieron el evento.
Empezó la tarde con una charla sobre el briefing la mar de interesante. ¿Y qué es el briefing? Pues básicamente el texto de presentación que acompaña a un manuscrito que se envía a las editoriales. El ponente, Roger Domingo, dio unas cuantas directrices muy interesantes y algunos consejos sobre cómo redactar dicho briefing. Tomé bastantes notas durante esta charla.
Luego, la siguiente, iba sobre el proceso de revisión. Creo que hubiese sido algo inspiracional y motivador si no fuese por ese ponente que acaparó la charla para contar la nada más absoluta. Por lo que me comentó mi compañera de asiento, el señor había hecho lo mismo en otra charla de la mañana. Hubo un momento en que llegué a desconectar de lo que decía. Apenas apunté nada.
La tercera charla de la tarde iba sobre promoción de las obras. Y fue muy amena, los ponentes la hicieron bastante dinámica, con mucha participación entre ellos. Rayden, uno de los ponentes, no paraba de poner ejemplos muy originales. Es de esas charlas que sales motivada y con ganas de hacer cosas, no lo niego. De las mejores.
La última del día fue sobre escribir novelas. No es un género que cultive, la verdad, pero siempre resulta interesante ver el proceso creativo de otros y aprender cosas nuevas que poder trasladar a mis textos. Se dijeron perlitas muy interesantes y, si me tengo que quedar con una frase, me quedo con: «Vivir es escribir.»
Luego había un show de improvisación y teatro, pero no me quedé a verlo.
Domingo, 22 de septiembre
Una mañana que se presentaba cargadita de charlas y con dos de ellas de las que más me llamaban de todo el programa.
El día empezó con el agente literario. El ponente era ya conocido, nos había hablado el día anterior cuando el briefing. Y si en esa charla había estado muy bien y había sido muy útil, en esta se me quedó la sensación de que habló de muchas generalidades y no profundizó nada. Descafeinada, sinceramente.
La siguiente charla tenía como intención hablar de la ciudad como personaje literario. Y tengo que decir que es la segunda que más me gustó, junto con la de promoción del día anterior. Muy distendida, muy amena, muy dinámica, con unos ponentes que hablaron genial y que no me hubiese importado estar más tiempo escuchándoles. De esas que verdaderamente merecen la pena. Tomé todas las notas que pude y la disfruté muchísimo.
La tercera charla era la que más me llamaba cuando vi el programa. Se titulaba «escribir a contracorriente: poesía, cuento, teatro» y ya con ese título me evocaba mil cosas de las que se podría hablar. Y menudo chasco, menuda cosa insípida quedó. Hablaron de tres vaguedades mal contadas y, al final, de esas publicaciones que habían hecho desde el privilegio (uno hasta dijo que tuvo editor para su primer libro incluso antes de terminarlo, si eso no es privilegio que me lo expliquen). Así que mucha contracorriente no vi tampoco, la verdad.
Después de eso ya me tenía que ir y no podía quedarme para ver la charla de clausura, así que tras la liquidación de los libros me fui.
Conclusión
Como evento no ha estado mal. He disfrutado, he aprendido unas cuantas cosas estos días y el ambiente me ha gustado. Además, el hecho de poder vender mis libros de forma física ha sido también algo bonito. Obviamente, no tiene ni el programa ni la potencia que tuvo en su día el Salón del Autor 360, eso es complicado de igualar.
No tengo muy claro de que vuelva el año que viene. Dependerá mucho del programa.