En la pasada newsletter (Palabras que cuidan) comenté, entre otras cosas, mi intención de escribir esta entrada sobre ideas que precisan su tiempo. Lo dije porque creo que ha llegado el momento de sentarme y reflexionar sobre algunas cuestiones: ¿Qué quiero escribir? ¿Hacia dónde dirigir mis pasos? ¿Cómo orientar mis metas?
Ideas que precisan su tiempo
He reescrito la misma entrada ya dos veces. Cada vez que lo hago es un día distinto, he avanzado un paso más y quiero darle un nuevo enfoque. Ya sea porque he corregido algo que me ha inspirado, porque la música ha vuelto a hacer de catalizador para mí o porque siento que he dado otro paso más como para escribir algo parecido a «lo de siempre».
La diferencia entre escribir sin más y tomármelo cada vez más en serio es que poco a poco te cambia la vida. Empiezas terminando algo, un texto que te hace ilusión, y acabas poniendo cada vez más carne en el asador. Añades una cierta rutina que al principio cuesta y es un sacrificio, pero a día de hoy es algo común eso de de sacar algo de tiempo mínimo y que sea lo que el papel y la tinta decidan. Terminas cada vez más proyectos, van surgiendo nuevos y encadenas unos con otros.
Hay una evolución evidente. Hay cambios y preguntas, más cuando he acabado recientemente una corrección que he ido dejando casi un año y que durante todo ese tiempo he ido haciendo a trompicones.
Qué quiero escribir
Resulta muy curioso que el disparador de la inspiración de un lunes a las 7 de la mañana en el metro sea el disco Meteora de Linkin Park (y lo que aún pica la muerte de Chester, los recuerdos que trae la música y las ganas de gritar de sus canciones). Pero es lo que, sin duda, me han dado ganas de volver a hacer playlists para enfrentarme mejor a la escritura.
Cuando una historia vive en ti, pasa por mil estados previos, muere y renace de forma cíclica, se alimenta de los momentos vitales y evoluciona a lo largo de los últimos nueve años es cuando va siendo la hora de escribirla. El vértigo de hacerlo es mayor ahora que la primera vez que me enfrenté a ella, hace ya tanto tiempo. Las personas cambian, los métodos también. El perfeccionismo parece que por el camino ha ido aumentando.
Tardaré en poner por escrito este proyecto, lo sé y lo asumo. Aprovecharé lo que ya tengo del pasado NaNoWriMo como base, que para eso lo hice. Y entre estudio intensivo de las oposiciones lo iré creando poco a poco, sin prisas. Tengo mis metas y objetivos, pero como dije en la newsletter, la fecha de examen, aunque aún no se sepa segura, está cada vez más próxima. No quiero perder la oportunidad.
Hacía dónde dirigir mis pasos
Interesante. Hasta hace no demasiado tenía en mente un concurso y había decidido preparar material para presentarme. Había leído las bases en su momento y me pareció todo correcto. Luego llegó el momento corrección y ver que no podía ajustar lo que tenía a lo que me pedían salvo que eliminase partes importantes del texto. Y me niego a hacerlo sólo para encajar en un concurso. ¿Dejarme en el tintero, tras escribirlo, la mitad de lo que quiero transmitir? No, gracias, habrá otras oportunidades.
Mis intenciones ahora son, pues, de trabajo de fondo. Tocará escribir lo que me apetece y he comentado antes, sí, pero también revisar lo que ya tengo. Y, por supuesto, seguir moviendo material. Mis pasos se dirigen ahora hacia el escalón de la publicación por un lado (ojalá pronto) y del crecimiento en la escritura por otro, como siempre. Hay cosas que no cambian y esto último es algo que tengo en todo momento presente: avanzar y avanzar más.
Cómo orientar mis metas
Llega un momento en que tienes que priorizar. Es agotador perseguir bases de concursos para encajar lo que ya tienes o para tratar de crear algo a medida. El tiempo tampoco me sobra, así que prefiero centrarme en escribir lo que me apetece y como surja (una sesión de media hora o un puñado rápido de palabras, según el día). No me noto lo bastante concentrada como para escribir «a medida» y, además, teniendo proyectos en mente prefiero alcanzarlos aunque sea tan despacio, no tengo prisa.
Ahora mismo mi prioridad son las oposiciones y el resto viene detrás. Por el camino quiero probar a hacer ese trabajo de fondo que ya he comentado, el de moverme y escribir poco a poco.
Mis metas pues, son esas. Un día a la semana para corregir y retocar lo que sea. Si tengo una tarde libre a buscar editorial para mis textos. Y mientras, siempre que pueda, escribir mucho. Que el reto 250 y las diez mil palabras mensuales no aparecen por arte de magia en los folios.
Ni ojalá que valga. Lo que disfruto y me llena el proceso bien merece la pena, a pesar del cansancio acumulado.