Hace un tiempo os conté por aquí mis tres eventos literarios del año, los que van marcando mi calendario de escritura. Mi favorito de todos ellos, mi imprescindible, el más importante y el que nunca me pierdo ya se aproxima: el NaNoWriMo va acercándose a pasos agigantados y, un año más, paso de resistirme y me apunto de cabeza a hacerlo.
Breve resumen: qué es el NaNoWriMo
NaNoWriMo (NaNo para abreviar) son las siglas de National Novel Writing Month, un mes donde vuelcas esa historia que tienes en mente en papel o en la pantalla del ordenador. Un mes, en definitiva, de dejarse llevar por las letras y no preocuparse por temas como las correcciones o si esa idea encaja o no con lo que tenías pensado. La filosofía de este reto literario es escribir, producir un primer borrador, y ya habrá tiempo a lo largo del resto del año para corregirlo.
Otra forma de definirlo, usando mis propias palabras de una vieja entrada en mi anterior blog literario, sería:
¿Te gusta escribir y no encuentras momento para ponerte a ello? ¿Tienes ideas sueltas pero no sabes si atreverte a hacerlas literatura? ¿Eres de improvisar historias y no encuentras el momento de ponerte a ello? ¿No eres ninguno de los de las opciones anteriores pero te van los retos? ¿Alguna vez te han dicho que estás loco, las letras son lo tuyo y quieres mostrarlo al mundo? A partir del 1 de noviembre, una dosis diaria de 1667 palabras cada veinticuatro horas durante 30 días y podrás conseguir la ansiada meta dorada de cincuenta mil palabras en un mes. NaNoWriMo, tratamiento avalado por miles de escritores en todo el mundo.
Mi experiencia en el NaNoWriMo hasta ahora
Desde que lo descubriese allá en 2011 no ha pasado una edición sin perdérmela, he participado en todas. Bien tengo que decir que las primeras fueron desastrosas: en 2011 y en 2012 no llegué a pasar de las diez mil palabras, con casi idéntica longitud de historia escrita me quedé bloqueada con dos ideas muy diferentes y no pude pasar de ahí. Me pica especialmente por ese primer año, que fue el único de todos en el que no estaba estudiando para el EIR mientras escribía y tenía más tiempo libre.
2013 fue el primer año que gané el reto. Eso sí, es verdad que fue un año en el que lo hice por hacerlo, sin una historia pensada, y me dediqué ese mes a seguir con mi reto de escritura normal y lo aproveché para escribir otras cosas cortas. Salieron un puñado de relatos y poemas de ahí, así como otras ideas para futuros proyectos, así que no me quejo para nada.
En 2014, con el agobio ante el examen del EIR que se aproximaba y tras tanto intento de examen sin conseguir plaza decidí escribir por no perder las buenas costumbres, pero dedicar el mes solo a planificar un futuro proyecto, lo que luego serviría para que me dedicase a escribir mi último poemario, Páginas de Metáforas. Sin ese tecleo previo, sin esa lluvia de ideas más de un poema de los que hay ahí no hubiese salido tal y como está escrito. Me vino muy bien para desintoxicarme de muchas cosas y poner punto y aparte entre lo nuevo que quería escribir y lo último que había terminado en octubre, Páginas de Flores.
El año pasado, 2015, fue un año difícil para mí. El EIR estaba dejándome demasiada huella. Debo decir que eso no fue malo de por sí porque el reto del NaNo lo superé sin dificultades en menos de treinta días a base de desahogo. Una suerte de guía-ensayo salió de ahí (Dx: Síntomas), pero no creo que vea la luz, he intentado alguna vez corregirla para subirla a la web y se me hace tan cuesta arriba que todavía no sé ni cómo llegué a escribirla, reventar tantos contadores de palabras, marcarme maratones de más de cinco mil palabras y seguir estudiando.
Este año espero que vaya mejor. Cuento con un nuevo factor en la ecuación que no ha estado presente hasta ahora, puesto que si todo va bien seguiré trabajando en noviembre. Me va a costar sacar mi rato diario de escritura si quiero rendir también con el estudio. Me veo haciendo maratones muy intensivos los fines de semana para compensar, pero no pienso perdérmelo. Más cuando ya tengo idea sobre la que trabajar.
NaNoWriMo 2016
Ojalá esto de volver a embarcarme en la aventura de escribir una historia larga me sirva para que el EIR se me haga, de paso, más liviano. El año pasado, al menos, el rato de desahogo me sirvió para no volverme tarumba del todo con tanto estudio. Aspiro, al menos, a eso mientras desarrollo algo que tengo ganas de contar desde hace ya una larga temporada.
¿Os acordáis de todas esas entradas sobre el Reto del Juntaletras que he escrito en la web?
La construcción de una historia – Centrarte y no dispersarte – Comenzar la historia
Pues ese proyecto en el que he estado trabajando este año, Proyecto Armonía, es el que voy a teclear a partir del próximo 1 de noviembre. Llevo un tiempo con esta historia atascada y pienso aprovechar este empuje para lanzarme y escribirla de una vez por todas. No quiero que repose eternamente en el cajón del olvido, ya que la rescaté en su momento me he propuesto que ésta será la definitiva y a finales de noviembre ojalá tenga al fin el primer borrador.
Ya después hablaremos de correcciones, reescrituras, posibles cambios y esas cosas, pero la base a partir de la cual trabajar quiero tenerla.
¿Quedaremos algún día de noviembre y nos contarás en petit comité algún detalle sobre tu Proyecto Armonía? 😉
¡Qué ganas de que llegue ya noviembre!
Por supuesto. En cuanto hagamos las quedadas de los findes como el año pasado ya nos vemos y te cuento algo, eso está hecho. ¿Ya tienes decidido proyecto para este NaNo?