Además del mejor comienzo del NaNo hasta la fecha, también está siendo un año en el que, de momento, estoy consiguiendo los mejores contadores de palabras de mi vida. Se ve que todo lo que no había conseguido escribir en todo el año está saliendo ahora.
Una verdad a medias
Decir que en todo el año 2020 no he escrito sería mentir. No lo he hecho de forma continua, no lo he hecho casi de forma consciente. Han sido notas rápidas, textos improvisados, nada demasiado elaborado, todo sobre la marcha. Pero juntándolo todo y revisándolo bien, como hice al comienzo del reto, me he dado cuenta de que es una verdad a medias, que tenía más material del que jamás había pensado siquiera que tendría.
Que no he escrito este 2020 hasta noviembre es una verdad a medias, por tanto, algo que había repetido hasta la saciedad y que no se corresponde con la realidad. Confirmo que tenía entre manos un proyecto más crecido de lo que había supuesto en un principio, algo bastante sólido como para seguir escribiéndolo a lo largo de lo que queda de reto.
Los usos de Scrivener
Una vez hice eso de la revisión, el resto del NaNo está consistiendo en seguir buceando dentro de mí para sacar momentos y ponerle palabras. Eso implica, a veces, utilizar Scrivener como hasta la fecha no lo había usado, explotando al máximo las posibilidades que ofrece.
Decir que me encanta Scrivener por cómo se adapta a lo que quiero escribir se queda corto. Este año me está permitiendo avanzar el NaNo de una forma que no había probado hasta la fecha.
Y es que el programa me permite tener abierto a la vez distintas partes del mismo proyecto. En una carpeta lateral, en el documento principal, almaceno el grueso de lo que viene siendo Nostalgia (parte que no para de crecer cada día). En diversas carpetas laterales más, en la parte de documentación, es donde estoy almacenando revisiones de otros proyectos que me sirven de apoyo y, además, una carpeta en exclusiva donde almaceno otras notas que me están sirviendo para arrancar y seguir adelante.
Todo esto me permite escribir en paralelo. Así, puede que comience con la revisión, siga con la parte de lluvia de ideas, me interrumpa para avanzar con Nostalgia, vuelva atrás y siga adelante con el proyecto principal según vaya surgiendo a lo largo de la sesión de escritura. Esta forma de saltar de un lado a otro me está dando una libertad creativa que no había imaginado antes.
Primera semana del NaNo
Todo lo anterior es, digamos, la parte técnica de la escritura: el conteo de palabras, el proyecto de escritura (Nostalgia), el software de escritura que utilizo, etc. Ahora que se cumple la primera semana completa de reto me gustaría hablar, también, de la parte más importante para mí de este año: la parte psicológica.
Y es que este año está suponiendo una liberación en toda regla, algo que sentía que tenía que hacer sí o sí. Estoy rescatando muchas imágenes que guardaba dentro y tratando de plasmarlas. Me estoy quedando muy bien cuando logro hacerlo, aunque por el camino consiga emocionarme y saltarme las lágrimas por lo que me evocan según qué momentos.
Está siendo liberador, muy liberador. Me está aportando mucha tranquilidad en este año tan extraño y duro.
Vendrán momentos en los que no pueda avanzar, en los que me cueste incluso acercarme al portátil a escribir. Pero mientras vaya avanzando, aunque sea un poco, ya es terreno ganado a la tristeza, a la rabia y a todas las malas sensaciones que en mi día a día voy acumulando.
Este año está siendo más cuidar y escribir a la vez que nunca. Y me gusta que salga adelante la escritura en estos momentos tan turbios y difíciles. Será la salvadora de mi cordura.