Supongamos que esto de escribir es algo que te tomas medianamente en serio, tanto que decides planteártelo en formato reto anual para, de paso, animarte más a conseguirlo. Supongamos, por ejemplo, que ese reto consiste en escribir tantas palabras al día mínimo, no fallar ni un día por aquello de implantar hábitos y cumplir metas. Y supongamos, también, que por diversos motivos no llegas al mínimo, fallas más días de los que quisieras y, encima, no avanzas tanto como te gustaría, lo haces de forma muy irregular.
Acabaría apareciendo la frustración, claro. ¿No sería, entonces, el momento ideal de replantear el reto?
Sobre mi viejo reto anual de escritura
¿Por qué un reto? Simplemente porque mi cabeza funciona así, necesito una meta a largo plazo troceada en otras a medio/corto plazo para avanzar. Supongo que es algo que, tras haber probado el NaNo, le he cogido el gustillo y lo he adaptado con el tiempo a mí y a mis necesidades.
Hasta la fecha esto no me había venido mal: 250 palabras diarias, sin fallar ni un día (o los mínimos posibles a lo largo de un año). De hecho tengo dos años completos así, con más de cien mil palabras escritas en cada uno de ellos (en uno de ellos incluso más aún, con un NaNo terminado y sus correspondientes cincuenta mil).
Así que aunque parezca una barbaridad, es algo que he probado y sé que funciona, me sirve, es útil. Es un buen indicador diario de lo que avanzas, de cómo aprovechas el tiempo y te proporciona una medida de lo que estás haciendo. Además, utilizo una aplicación bastante interesante para monitorizarlo: Writeometer.
Obviamente, la cantidad de palabras diarias del reto podría variar, pero necesitaba un mínimo que supusiese un aliciente. Si era menor lo consideraba algo sin importancia y, por tanto, no avanzaba. Y aún así es lo suficientemente pequeña como para que incluso los días menos inspirados no suponga una carga demasiado pesada. De hecho, lo normal suele ser superar esa cantidad diaria.
Por lo tanto, tras varios años de experimentos, este es mi método de trabajo mínimo anual. A partir de ahí me planifico lo que quiero avanzar según el proyecto que tenga entre manos y trato de hacerlo en cada una de las sesiones diarias. De normal me ha funcionado, pero este año he tenido problemas y necesito replanteármelo.
Mi nuevo reto de escritura
Si es tan bueno y tan bien me ha ido hasta la fecha, ¿por qué cambiarlo entonces? Porque este año no me lo he tomado en serio. Desde el principio, el 1 de enero, me había planteado este reto de forma más relajada, hasta donde llegase, no dirigiéndome hacia la meta mínima. Sin ese aliciente «disciplinario» de cumplir, con el añadido de problemas de concentración por estrés en enero (EIR y trabajo a la vez) y un bloqueo de escritura importante que a ratos sigue acechando de nuevo siento que no me está sirviendo de nada tener un reto ahí.
Otro problema viene relacionado con el tema del bloqueo: frustra tener un proyecto a medias sin saber cómo continuar e ideas sueltas de otros. Esa sensación se une al propio bloqueo y lo alimenta, haciendo que se cree un círculo vicioso bastante potente del que cuesta salir. Y así, ni termino lo que tengo a medias ni empiezo lo que me apetece escribir ni hago nada más que romper el calendario con tachones por cada día que fallo el reto, también llamado intento de mantener una rutina diaria de escritura constante. Vuelta a empezar.
Podría empezar alguno de esos proyectos que quiero escribir y aún no empecé, cierto. Pero me conozco y al final, lo que tengo a medias (Lettere) quedaría aparcado. No sería la primera vez que me pasa, así que desde hace unos años mi filosofía es «termina lo que empiezas antes de iniciar el siguiente proyecto». Solo así puedo avanzar, puedo aprender para el siguiente, corregir y pulir todo lo que sea necesario. Si no lo hiciese así me perdería entre posibles textos, andaría puliendo sin parar cada frase y atascada hasta el infinito en mil comienzos. De eso de terminar textos habla, por cierto, Gabriella en su post de hoy.
Por lo tanto, y a modo de resumen, he decidido plantearme el reto de otra forma, no tan estática. Hacerlo un poco más dinámico:
- De lunes a viernes dedicarme al trabajo de fondo (anotaciones, primeros bocetos, esquemas…). Mi intención es aprovechar el tiempo que tengo de la forma más productiva posible. Se trata de cambiar el concepto de que hay que hacer de todo todos los días y focalizarme más en hacer algo muy concreto, rápido y más fácil de cumplir como reto diario.
- Notas, esquemas… Todo eso cuenta. A partir de ahí es de donde saco mucho material para trabajar más adelante. Y si quiero escribir otros proyectos más allá del que llevo ahora mismo adelante me va a venir de perlas dedicarme un rato cada día a trabajar mínimamente en ellos.
- Primeros bocetos, algo vital en poesía. A veces de ahí no pasan, los acabo descartando. Otras veces precisan un trabajo posterior bastante intenso. En alguna ocasión no han necesitado retoques, pero son las menos. A partir de aquí siempre es más fácil trabajar conceptos, ampliar versos, cambiar estructuras o lo que se tercie para que el poema quede tal y como debe.
- Fin de semana dedicado a pasar a limpio y pulir ese trabajo mínimo semanal. Y aquí incluyo ese proceso de corrección y reescritura de poemas, rehacer esquemas y lo que se tercie que esté relacionado con mis proyectos. Aprovecho que dispongo de más tiempo entonces para dedicárselo a la escritura.
Al final la meta no la toco, solo me dedico a ordenar mejor mis prioridades y el uso del tiempo para optimizarlo mejor según mis circunstancias actuales. Bien sé que todo esto cambiará en el momento que se me acabe el contrato actual, trabaje en otro sitio, empiece a estudiar o se presente algún otro cambio en mi vida. Pero mientras tanto pienso aprovechar esta cierta estabilidad para rendir todo lo que no he podido hasta la fecha. Espero que el bloqueo no ataque de nuevo.
Un último asunto: sobre la newsletter
Sé que esto no está muy relacionado con el tema que he tratado hoy a lo largo de la entrada, pero necesito comentarlo: me han llegado avisos de que hay quien no está recibiendo las newsletters mensuales. Tras revisar la web que utilizo para enviarlas me sale que ha sido enviado a todos, así que me queda pensar que lo recibiréis en spam.
A los suscritos: revisad bien la carpeta de spam y agregad el remitente [contacto @ igarrido .com] a vuestra lista de contactos para que no os vuelva a salir ahí y no os perdáis nada.
A los no suscritos: Lectores de cartas es mi newsletter. Una vez al mes, cada 27, os llegará un correo con información interesante sobre mis proyectos que no publico por aquí. Si no os lo queréis perder podéis suscribiros pinchando aquí o yendo al final de la página y haciendo lo mismo en el pluging correspondiente, habilitado para ello.