En la entrada de hoy quiero compartir con vosotros el método que uso para organizarme en temas literarios mes a mes.
Organización literaria de 2018
En este 2018 que acabamos de estrenar hace poco estoy más que decidida a perseguir mis metas y cumplir los objetivos que me marqué para este año. No sólo he organizado ya, con tiempo, el tema estudio (algunas pinceladas de cómo lo hago las di en la serie La mentalidad del opositor), también he estado preparando uno de los cuadernos que componen mi Traveler’s notebook donde me dedico a recopilar mes a mes mis progresos literarios.
Lo más importante para mí siempre es el reto 250. Es el que llevo haciendo ya tres años seguidos (este será mi cuarto año de reto) y básicamente es tratar de conseguir un mínimo de doscientas cincuenta palabras diarias, como mínimo, durante los trescientos sesenta y cinco días del año. Una forma de hacer de la rutina diaria de escritura algo con un objetivo mínimo para no fallar y poder medir los progresos de alguna manera.
Gracias a este reto he conseguido hacer real esta rutina, avanzar en la escritura y acabar unos cuantos proyectos a lo largo de todo este tiempo. Obviamente, no siempre es algo maravilloso. Hay días en blanco. Días que no cunden ni aunque me empeñe. Días que cuesta demasiado sacar cincuenta palabras. Pero me parece algo que, en general, me funciona bastante bien y por eso sigo, año tras año, proponiéndomelo como propósito anual.
Mi Traveler’s notebook entraría ahora en la ecuación. Es una forma de tener en un cuadernillo, por separado, para analizar en más profundidad, lo literario. Lo que hago es que, además de desglosar el calendario anual de publicaciones de esta página web (una gran ayuda para luego planificar las futuras entradas) y llevar la lista de libros leídos al día, dedico un mínimo de un par de páginas por mes. En ellas dedico un espacio a las publicaciones pendientes de ese mes, las posibles fechas de entrega que tenga, las palabras escritas y un espacio más a anotaciones, donde apuntaría cualquier cosa de importancia que me pasase en esos días.
Tener toda esa información delante, detallada y consultarla de manera regular y frecuente para poner ciertas anotaciones al día hace que las tenga siempre presente. Con ello voy actualizando la información de cada mes (y la hoja donde apunto lo que quiero trabajar en futuros meses) de forma continua, no solo el día uno. De esa forma tampoco queda desfasado lo apuntado.
Si ese mes, encima, pienso dedicarlo a algún proyecto en concreto le dedico otra página más a ese proyecto: partes en que se compone, capítulos, fragmentos a corregir o pasar a limpio… Las posibilidades son infinitas.
Ahora, con todo esto, ya solo me quedaría pensar en cómo organizar las horas del día para que me dé tiempo a todo. Tengo un par de fechas de entregas de textos próximas y me gustaría hacer un buen trabajo, además de darle caña al estudio como si no hubiese un mañana.