Notas del cuaderno, inicios de septiembre:
Dónde estoy yo. En qué punto me encuentro. Hacia qué punto quiero ir. Hacia qué lugar me apetece empujar y remar. Cuál es mi meta. Cuál es mi trayecto, mi palabra, mi señal. La que espero que me marque el camino y guíe mis pasos.
Cuál es el último cuaderno enterrado en mi carne que busca salir a la luz. De dónde viene este silencio atravesado de aire que no se sabe bien cuándo ni cómo.
Existe en toda esta magia un desconocimiento, una pulsión en buscar, un trago que se resiste en la garganta a ser sorbido. A sorbitos, a tragos, a zancadas deseo devorar la vida y cuanto tenga por mostrarme. De ello pienso alimentarme y alimentar mis páginas.
Hoy habito por primera vez en mucho tiempo un tiempo que es mío, que no es exclusivo del cuidado. Un tiempo que deseo disfrutarlo y exprimirlo, sentirlo especial y único. Hoy habito las horas que tengo y las exprimo como si no hubiese un mañana que dedicar a otra cosa.
Hoy pienso en mi presente y en mi futuro. En tantas palabras que yacen dormidas y aún no han salido. No han surgido sus primeras puntas, los pespuntes que jalonan este tejido son meros ensayos de la pieza final. Ni siquiera creo que esta sea su forma definitiva. Tal vez ni siquiera sea su color.
En el fuego dormido en el que los sueños habitan sueño con ese libro siempre pospuesto. En esas palabras ajenas que me esperaban, esperaban mi momento. Pienso en calendarios, en cosas a escribir, en disfrutar las palabras hasta que se desgasten y no quede más por decir.
Sueño y pienso en un otoño tan plagado de palabras que solo quede una cosa: mis ganas de plasmarlas y crecer con ellas.
Hoy va a merecer la pena la escritura. Confío en ello y en lo que me traerán estos días creativos que se avecinan.
Sencillamente precioso. Me entran unas ganas locas de escribir cada vez que te leo. Espero que salgan esas palabras. Y también espero que las compartas con nosotros.
Muchas gracias. Espero también poder compartir algo, aunque no sea pronto.
Un abrazo, que escribas mucho.