He vuelto a escribir poesía.
Ha tardado en salir y lo ha hecho a trompicones. Muy torpemente. Pero tras casi un mes de completo silencio he conseguido poner orden a esta cabeza aturrullada y han vuelto a fluir de nuevo en mí los poemas. Casi como si no hubiese pasado nada.
Solo que esta vez se componen de preguntas continuas, respuestas esquivas y un intento continuo de que cada verso sea mejor que el anterior, condense más, exprese mejor. Que todo eso aparezca en mis cuadernos, en mis versos, significa que quiero ir un paso más allá, que el libro, Silencio, sigue latiendo y creciendo y tratando de expandirse en mí. No sigue las reglas de la velocidad porque nunca me he considerado una escritora especialmente rápida, pero sí sigue las normas de que para que crezca el libro debo dejarle a su ritmo.
No es esto una cuestión de escudarme en una excusa y crear en ocasiones contadas. Tampoco es cuestión sobre si forzar o no, o de tratar de escribir a ciegas. Ni siquiera es algo que se haga a propósito: sencillamente las sesiones de escritura, que empezaron tan potentes a principios de año, se han ido diluyendo y han existido las pausas. Pero ni por esas el libro ha dejado de existir ni de estar presente. De hecho, soy una amante de la estructura y de pensar en las posibilidades que puede llegar a tener el libro y me he descubierto con dos posibles respuestas de las más esquivas que tenía hasta ahora.
Así que el libro es una realidad que existe más allá de pausas y teclas que se pulsan. Aunque no hable abiertamente de ello salvo en ocasiones contadas ahí está.
Al igual que están otros proyectos que piensan que su momento les llegará tarde o temprano. Que sé que dejarán de esperar a que pueda ponerme con ellos, que vendrán a mí, que los escribiré. Más pronto que tarde, o eso espero, dependiendo de la poesía y lo que me lleve condensar el libro que crece dentro de mí. No me veo en un punto en que pueda ser capaz de escribir dos cosas a la vez sin desconectar de la anterior, así que lo demás tendrá que esperar.
Porque en realidad, de todo lo que me gustaría escribir, hay solo dos proyectos que son los que más me llaman: el libro actual (Silencio) y otro proyecto que lleva en la recámara tiempo, que no he conseguido desarrollar en condiciones y espero hacerlo en un futuro cercano, cuando sea capaz de poner punto y final a Silencio.