La escritura, como tal, funciona a sesiones más o menos planificadas. De todas estas sesiones había una, la más importante de todas, que tenía pendiente desde hace un tiempo y no había podido hacerla. Esta semana, por fin, pude enfrentarme a la hoja en blanco más dura: la de tomarle el pulso a mis proyectos.
Sesión de escritura: toma de constantes a mis proyectos
Mis lectores de la newsletter ya lo sabían, estaban sobre aviso: tenía pendiente un par de sesiones de escritura que no sabía cuándo iba a poder hacer. De esas dos, sin duda, la más importante era la que quería hacer con mis proyectos para saber en qué punto me encontraba en cada uno de ellos.
Y es que después de lo escrito durante el NaNoWriMo en noviembre, lo corregido en diciembre y el parón evidente que tuve a finales de diciembre sentía que no podía decir que había retomado la escritura en serio, aún a pesar de sentarme a diario a juntar palabras de una forma u otra, si hasta ahora no me he sentado para ver cómo voy con mis escritos.
Y para esto necesitaba tiempo, calma. En un mundo ideal y paralelo hubiese dedicado una mañana entera, junto a un café. Hubiese tenido un folio o varios delante, mi pluma con tinta negra, rotuladores de colores para ir señalando según qué cosas importantes… Pero en el mundo real, este que habito, la sesión de escritura fue una tarde, durante la siesta de mi hija, con el cuaderno y la pluma. Sosteniendo con un brazo a mi pequeña durmiendo y escribiendo con la otra mano listas y listas de cada uno de mis proyectos con todo lo que se me iba ocurriendo que necesitaba tener en cuenta: qué había escrito hasta la fecha, qué quería escribir más, qué me faltaba por hacer, los siguientes pasos, etc.
Creo que no podría haber tenido ese día sesión de escritura más intensa que esa.
La temperatura exacta de mi escritura
Para poder hablar de la temperatura exacta de mi escritura tendría que hablar de cada uno de mis proyectos principales por separado:
Proyecto Silencio
Este es el que más me ha costado tener valorado de todos mis proyectos. El más difícil, sin duda. A ratos me pregunto si no he sido demasiado ambiciosa con lo que pretendía escribir.
La cuestión es que he cosechado unas cuantas negativas ya. He vuelto al manuscrito para corregirlo y he ido anotando cosas que quiero cambiar. Le he lanzado preguntas, multitud de ellas, y sigo con mil dudas.
De momento quiero centrarme en pulir las partes que he ido viendo que fallaban más, estaban más débiles o veía que no funcionaban del todo. Y cuando tenga eso veremos a ver, pero no descarto nueva ronda de editoriales y concursos. Confío en dar con la tecla exacta de este proyecto.
Proyecto CV
De todo lo que quería hacer con este proyecto en los últimos meses de mi embarazo siento que apenas he podido hacer ni una cuarta parte.
De lo que me alegro infinitamente es que, de todo lo tecleado a lo largo de noviembre puedo rescatar mucho material. Pero todavía no he tenido tiempo de poner orden a todo ese caos que tengo en el documento del NaNoWriMo. Tampoco me ha dado la vida para leer todo lo que quiero leer de cara a poder escribir lo que tengo planificado.
Cosas buenas: cada vez que vuelvo la vista a este proyecto siento que me inspiro más y más.
Proyecto Paralelo
Llevo bastante tiempo sin escribir casi nada. Siento como que lo que tenía que escribir ya lo he dicho todo. Podría considerarse terminado, sí, pero sé que aún me queda la fase de revisión y corrección.
Sigo sin tener nombre para este proyecto. Y cada vez tengo más claro que esto va a quedarse en un cajón, que no verá la luz. En este momento siento que es lo mejor, y no porque sea malo. Estoy muy orgullosa de lo que he plasmado en estas palabras, en estos meses tan intensos. Es por eso por lo que me he prometido pulirlo y hacerlo lo más bello posible para regalárselo a mi hija cuando sea mayor.
El futuro de mi escritura
Lo importante de esta sesión en la que he ido viendo proyecto a proyecto el punto exacto en que me encontraba es que ahora mismo tengo más claro hacia dónde ir. Qué ir haciendo en cada una de las sesiones.
Seamos claros: no tengo tanto tiempo para escribir. Tampoco tengo las sesiones en momentos ideales, tienen que ser cuando se puede. Es por eso que tener un esbozo de todas esas cosas que quiero ir abarcando con el tiempo me ayuda a ponerme pequeñas metas semanales y que me cunda.
No quiero hacer solo el ejercicio sencillo de irme a la página en blanco a soltar un chorro de palabras, sin más. Quiero darle sentido a ese chorro de palabras y si eso significa que un día solo puedo pelearme con un verso, que así sea.
De momento no me planteo sentarme a escribir nada más aparte de los frentes que tengo abiertos. Me cuesta ya bastante centrarme cuando me siento como para encima complicarme la vida.