Estado actual: ocupada
Mi segundo nombre bien podría ser «embolado» porque no hay charco en el que no me meta. Para sorpresa de nadie, añado, que lo de apuntarme a un bombardeo no es nuevo de ahora.
Mi segundo nombre bien podría ser «embolado» porque no hay charco en el que no me meta. Para sorpresa de nadie, añado, que lo de apuntarme a un bombardeo no es nuevo de ahora.
La enésima vez que me enfrento al cuaderno a lo largo de mi vida. Como cada fin de semana que lo hago cuando me toca trabajar son las seis y media de la mañana, el café está recién hecho y me dispongo a iniciar un cronómetro de quince minutos en los que fluir para, de alguna manera, afrontar el día mejor.
Los efectos colaterales del silencio todavía se pueden palpar. Y eso duele.
He vuelto a escribir poesía.