Trato de invocar una inspiración inexistente. No aparece.
En su lugar solo acuden a mí pensamientos desordenados. A ratos habla de felices casualidades, como poner un punto y final a un borrador que aún no sé cuándo podré leer, cuándo podré dedicarle el tiempo que merece para que lo corrija y lo pula como realmente se merece. Pero recuerdo el momento exacto en el que ese punto y final apareció y se me pasa un poco la sensación de vida en pausa que me persigue desde hace meses.
Otras veces, esos pensamientos solo tienen un único tema. Rondan entre escalas, números, definiciones, preguntas de test, todo ese trabajo-que-tengo-pendiente-a-ver-cuándo-lo-acabo, correcciones y simulacros. De ahí no sale, pueden pasar horas dando vuelta a los mismos temas y yo pasarme las horas dándole vueltas a mi horario para ver cómo lo encajo todo. Recordándome que no debería apuntarme a un bombardeo, que debería pensarme las cosas antes.
Pero no puedo evitarlo, me apunto.
En ciertos momentos estos pensamientos se dedican a pensar y tratar de planificar un NaNo que sé de antemano que no haré. La época es la que es, mis neuronas lo saben y a veces van con el automático. Es cuando el recordatorio amable de la pila de cosas pendientes por hacer para la OPE aparece para recordarme que dónde voy con mis ilusiones. Echo el freno. Echo de menos inspirarme y planificar, escribir y escribir, y lo noto.
Pero luego recuerdo mi meta. Recuerdo por qué hago lo que hago. Y aunque ahora esté sacrificando mi escritura y relegándola a un mero ejercicio diario en el cuaderno, sin demasiado que rascar y sin mucho tiempo dedicado a ello, me repito que el esfuerzo merecerá la pena.
Mientras tanto, cada día trato de invocar una inspiración que se ha tornado poco a poco en inexistente. Se niega a aparecer. Me evita. Y aún así no dejo de intentarlo, a pesar de tener tanto en contra y ser ahora tan complicado.
La inspiración, quebradiza e inestable, tambalea ante mis ojos, en la punta de la pluma, justo antes de desaparecer.
Las sequías están ahí. Lidiar con ellas no es fácil y menos cuando estamos en una época de estrés. Me apena un poco verte decir que no harás el NaNo de este año. Que duro es eso. Que difícil ver noviembre de otra manera. Espero que todo eso merezca la pena y consigas, al fin, tu tan ansiada plaza y puedas relajarte escribiendo de nuevo y dejándote llevar por tu pluma.
Un abrazo,
Valkyria Kára
Salen cosas, pero no salen. No está siendo una etapa fácil, pero creo que es lo mejor. La decisión la tomo después de sopesar muchos pros y contras.
Un abrazo, me alegra leerte por aquí.