Como ya comenté brevemente en mi entrada de la «vuelta a la rutina», estoy decidida a presentarme por sexta vez al EIR.
Por qué el EIR ahora
Cuando el pasado mes de julio me avisaron de que mi contrato se acababa me pasaron muchos pensamientos por la cabeza, los más diversos. Entre todo lo que me estuve planteando (y me dio tiempo de sobra, que tuvimos por delante varias horas de aeropuerto desde que me enteré y un vuelo de casi tres horas para darle vueltas a todo) el tema oposiciones tenía que aparecer en mi mente.
Años anteriores lo he intentado. De hecho, hice cinco intentos seguidos hasta acabar exhausta y sin ganas de acercarme a un examen de este tipo. Pero parecía que esta vez todo me señalaba que no podía tener mejor oportunidad por delante: el número de plazas ofertadas ha aumentado (1463, y pensar que otros años me presentaba sabiendo que serían menos de mil plazas) y han cambiado también el examen (175 preguntas más 10 de reserva con 4 horas de duración). También me ha pillado en un momento en el que me veo capaz de luchar y estudiar, no como cuando decidí dejar de intentarlo después del examen de febrero de 2017.
Así que por qué no. Puede que esta vez sea mi momento, quién sabe.
¿A la sexta, la vencida?
Cinco intentos después soy más realista que antes. Sé que puedo hacerlo, puedo intentarlo, que tendré que luchar por ello. Y también sé de sobra que será duro, que compaginarlo con el trabajo se va a llevar parte de mis fuerzas y energías. Que por un lado tengo parte del camino recorrido con todo lo estudiado hasta la fecha, pero eso no quiere decir absolutamente nada.
Como sé lo que me espera, lo he tomado con toda la dosis de ganas y motivación que tenía. El hecho de saber el cambio de contrato y tomar algunas decisiones al respecto ha ayudado a que tuviese la moral más preparada para la odisea de estudiar para el examen EIR en condiciones. Encima he tenido suerte con tanto cambio, todavía estoy que no me lo creo.
En todo este tiempo en blanco entre mi último intento y este han cambiado muchas cosas. He probado nuevos destinos. Estoy en un sitio donde incluso me he planteado la especialidad que quiero hacer. Y voy con una mentalidad más sana al examen, no más como un todo o nada.
Siento que, desde luego, es el momento ideal para intentarlo. Y si no lo consigo tengo también claro que esta vez va a ser la última vez que voy a hacer el examen. Así que espero que sea para bien y consiga, por fin, esa plaza tan ansiada.
La mejor de las suertes y todo el ánimo del mundo, que no te va a venir mal. Estas cosas son duras, pero si el resultado es satisfactorio, queda buen sabor de boca. Ojalá sea tu caso.
Muchísimas gracias por los ánimos, porque se me viene encima un follón interesante con intentar llevar todo a la vez. ¿Pero quién dijo miedo a los retos?
Un beso y gracias por el comentario.