«Es estrés postraumático, no es carencia de vocación.»
La primera canción que suena en mi cabeza con todo esto es Pushing me away. En general Linkin Park son los que están poniendo palabras a este conjunto de sentimientos y sensaciones relacionadas con la pandemia. En su momento Given up significaba todo.
Quizás por eso todo lo que llevo años pensando en hacer en un futuro muy lejano poco a poco va acercándose a mí, pidiendo su turno, exigiendo que le dedique tiempo. Todo lo que siempre he ido posponiendo porque había que estudiar para el EIR, para unas opos, para conseguir este requisito que tengo que tener sí o sí para trabajar. Una lista que ha ido creciendo poco a poco y que me apetece cada vez más priorizarla para dedicarle la atención que también se merece.
Es cansancio y agotamiento, no falta de vocación.
La rabia que llevo acumulando demasiado tiempo la estoy concentrando para utilizarla como combustible. Pero aunque me pongo a estudiar y consigo que me cunda, el cuerpo me pide más y más que dedique mis energías a otros horizontes.
Son días pensando en otras cosas que no tienen que ver con la pandemia para que no me coman los pensamientos recurrentes. Son días soñando despierta qué pasaría si hiciese otras cosas, si a la Enfermería (profesión que amo) le diese un empujoncito con otros temas o la usase como punto de partida para otros proyectos. Incluso aunque algunos de esos proyectos tienen que ver también con la Enfermería.
Es cuando me acuerdo de una antigua compañera de cuando trabajé la última vez en el Clínico en Málaga, T., que era muy buena enfermera y mejor compañera. Ella me confesó abiertamente que trabajaba para pagarse viajes, su verdadera pasión, y así recorrer mundo.
No es escasez de vocación, es que la vida no gira solo entorno a la enfermería.
Y ahora, con la pandemia, con lo que ha hecho con nosotros y lo que nos hará, la situación ha conseguido que mire más allá de la torre de apuntes. Que piense en otras metas. Que sueñe con el día en que tenga un poquito más de estabilidad, aunque sea a medio plazo, y pueda hacer algo más que volver a empezar a estudiar lo mismo una y otra vez.
El NaNoWriMo de este año ya no solo se plantea como un evento literario. Cada día que pasa va adquiriendo más el matiz de oasis en mitad del desierto en plena tormenta de arena. Un refugio donde hacer un pequeño paréntesis en este 2020 que nos está devorando a todos. Y es solo la punta del iceberg de todo lo que quisiera hacer en algún momento. Supongo que poco a poco.
No es que la vocación haya desaparecido, son ganas de más, es sed de crecimiento. Y yo cada día que pasa esta sed va aumentando exponencialmente.
Siempre digo que la vocación es para los y las religiosos. El resto hacemos nuestro trabajo, con más o menos entrega. Y puede que ese trabajo sea nuestro trabajo soñado, pero es un trabajo y el trabajo no lo es todo. Y mira, con lo que habéis pasado, con lo que habéis tenido y tenéis encima, menos mal que el trabajo no lo es todo, querida.
¡Un abrazo.
Menos mal, porque nos están achicharrando la vocación cada día. Menos mal.
Un abrazo.