En el agotamiento extremo apareces
y luego desapareces
porque ser intermitente
es la única forma de definirte,
de contenerte en un puñado de conceptos
que puedan captarte
tan sutil
tan efímero
que apenas si estás aquí
y apenas ya te has alejado.
(26 de junio de 2020)
No recuerdo la última vez que empecé a perseguirte. Tan intermitente como eres, mi quimera y mi pasión es tratar de alcanzarte como sea. Lo intento cada mañana de madrugón frente al café, a solas, a oscuras, con una sola lámpara como acompañante y la pluma como testigo. Lo intento en esas tardes antes de ir a por la niña, frente al ordenador, buscando como puedo avanzar en mis textos. Tan efímera, tan etérea, te invoco como puedo en noches mientras ella duerme y navego con el mundo en mi mano, buscando fuentes. Leyendo, en el metro, universos que no conozco y que atisbo a través de las páginas del momento. Te busco y te sigo buscando en mi día a día y me sigo empeñando en condensarte en tinta.
La tinta de hoy se parece a tantas otras antes que ya no sé si lo que escribo es lo mismo una y otra vez, las pasiones que me hacen latir y me mueven, lo que me convierte hoy en escritora y me hace crear. Eso mismo que me hace continuar con lo creativo sin desfallecer, coleccionando en el calendario momentos frente al papel. Pero siento que llegar hasta aquí es pura cabezonería y terquedad, seguir empeñada en contar lo que llevo dentro y me hace crecer, me hace respirar. Poder poner palabras a todo eso, perseguirte, condensarte, hacerlo real como sea, eso es lo que hace que fluya la tinta desde el cartucho o convertidor hacia el plumín, eso es lo que rasga el papel.
En el agotamiento, tras el día a día, más allá del cansancio y de las palabras que me parecen parecidas, con las que discuto y me peleo, de las que trato de extraer cada vez más, ahí es donde me encuentro. Encrucijada, clavada en el centro, yendo sin ir a ninguna parte, dando vueltas convencida de que los caminos me pueden llevar a cualquier parte. Con miedo a alejarme de lo que quiero, vuelvo y retomo mis pasos, exploro otro sendero. Día a día, página a página, cuaderno a cuaderno. Todo es un gran experimento. Todo es una nota tras otra, una línea tras otra, continua búsqueda, continuo ir a un encuentro con la palabra que me permita poner sobre el papel tantas cosas que llevo dentro y todavía no he sido capaz.
Pero esta vez… esta vez sí. Esta vez es el momento.