«La literatura se nutre de literatura.»
Estas palabras de Ana Rossetti retumban sobre mí tras haberlas oído en directo en su charla del ENDEI. Vimos este año mi amiga Laura y yo muy poquito del evento en sí, tanto que no compensaba tomar notas. El hecho de que empezara el jueves por la mañana y terminase el sábado por la tarde hizo que apenas hayamos podido ir a nada. Se ve que no pensaron, o no se acordaron, en aquellos que trabajamos y/o acudimos desde fuera hasta Castellón a la hora de organizarlo todo, no sé.
El caso es que de lo poco que estuvimos viendo (varias presentaciones y unas pocas charlas) nos quedamos con dos momentos clave sin dudarlo: la charla sobre edición tradicional y autoedición y la de poesía para niños con Ana Rossetti.
Por lo tanto, esta no va a ser una reseña al uso sobre el ENDEI, como la del año pasado, por ejemplo. No voy a escribir (y transcribir) lo que se ha hablado estos días porque tampoco tengo tanto como para compartir, el hecho de no tomar notas y ver tan poco me ha hecho replanteármelo todo. Como ya digo, al no tener tan en cuenta como otros años, por el motivo que sea, al visitante interesado en esos eventos que, en definitiva, tiene que desplazarse allí y/o trabaja entre semana apenas hemos podido disfrutar la mitad de todo lo organizado. Han ido algunos amigos y ha sido un placer encontrarme con ellos, sin duda. Ha faltado gente que sé que otros años ha ido (al final, de vista y personalmente, conoces a unos y otros).
¿De qué voy a hablar entonces este ENDEI, si parece todo tan negativo? De un par de cosas que me ha rondado por la cabeza desde que las escuché por ahí.
Sobre autoedición
Carmen Moreno (Cazador de ratas), Carlos Tosca (La Pajarita Roja) e Iván Padilla (Punto Rojo) fueron los ponentes de esta charla. Al margen de que estuviera de acuerdo o no con lo que se expuso, me pareció que se lanzaron ataques muy agresivos contra la autoedición, representada por Ivan, por parte de la edición tradicional, sobre todo por parte de Carmen. Carlos tenía una posición más intermedia, menos agresiva.
Creo que hubo un miembro del público muy certero en cuanto al tema. Comentó que muchas veces la edición tradicional, entre otras cosas por falta de seguidores o por sus «no encaja con nuestra línea editorial» termina empujando a muchos autores a la autoedición. Y viceversa, autores autopublicados que terminan siendo avistados por editoriales y publicando con ellos (el mismo libro que ya han autopublicado u otros futuros). Aunque Carmen Moreno negara la mayor (gracioso, teniendo en cuenta que en su editorial tiene a alguien que antes autopublicó y ahora tienen ellos en papel) pasa y seguirá pasando, es innegable.
También comentamos en privado Laura y yo el caso de una escritora, Andrea Prieto, que con la velocidad y cantidad de cosas que escribe no podría seguir los tiempos editoriales si quiere sacar todo ese material sin pasar por la autoedición.
Hay casos y casos, como todo. Me parece que tampoco es plan de atacar tanto a la autoedición, ya que a muchos le sirve para publicar relatos o textos que por extensión o experimentación sería difícil que viesen la luz de otra manera. También hay quien prefiere tener más control sobre sus productos en vez de que lo tenga otros. Hay mil motivos y todos los veo lícitos.
¿Que hay mucha basura en la autopublicación? Pues mira, tanta como en la publicación tradicional, que se les ha colado cada cosa por tal de asegurar las ventas que pone los pelos de punta y te hacen huir en dirección contraria. Y seguro que más de uno tiene una lista de títulos en mente al leer este párrafo. Morralla hay en todas partes, señores, van siendo hora de que lo asuman.
Sobre literatura
Retomo la frase del inicio de Ana Rossetti. Encierra tanta belleza en su interior que es imposible abarcarla por completo. No solo por lo evidente a lo que se refiere, también por el contexto: decirlo en una charla donde se habla de poesía infantil y futuros lectores implica una profundidad aún mayor. Implica, además, tomar a los niños como personas con criterio que van creciendo con cosas como la poesía infantil, que explican su realidad de forma hermosa. No por ello hay que tomarles por tontos, hay que ponerse a su altura y pensar en qué nos gustaba a su edad.
Volviendo a la frase, es que es bella a todos los niveles. Y encima es inspiradora a más no poder. Desde que la oí me acompaña, me pide que reflexione sobre ella y que escriba.
Ya he hablado otras veces, tanto aquí con en mi newsletter, de lo que busco cuando escribo. Pues bien, este ENDEI y una de mis últimas lecturas me han hecho plantearme un par de cosas sobre un tema que llevaba dándole vueltas durante una temporada. Al final sí que va a ser eso de que la literatura se nutre de más literatura y este encuentro, esas lecturas y las nuevas que se me amontonan en la lista de pendientes sirven precisamente para eso: para ver más allá, para romper la rutina de trabajo y estudio, para tratar de ver más allá.
Si quiero nutrir mis páginas de literatura necesito nutrir de literatura mis páginas. Así de simple. Así de sencillo.
Al final no iba a ser todo tan malo y negativo como parecía al principio. Veremos a ver qué tal la edición del próximo año.
Hola, soy el que intervino desde el público durante la charla sobre la autoedición. Me alegro de que mi postura sea compartida por más gente, porque llega uno a estar cansado de tanta superioridad como muestran algunas editoriales al hablar de este tema.
Está claro que en la autoedición hay mucha basura, pero como bien dices, en los catálogos de las editoriales hay verdaderas porquerías que ellos publicitan poco menos que como obras de arte.
Es una pena que yo no supiera que Carmen ha publicado a algún autoeditado, no habría estado mal recordárselo.
Un saludo.
Hola, muchas gracias por tu comentario.
Como ves, somos más los que compartimos esa opinión. Lo de autoeditada lo comentamos en privado una amiga y yo en aquel momento y lo comprobamos después, por eso no lo dijimos allí, pero era para recordárselo viendo las respuestas que daba.
Un saludo.