Solo sé que garabateo.
«Sólo sé que garabateo. Que la mano queda detenida sobre el papel reciclado y la otra mano reposa sobre el teclado. Garabateo y espero que salgan los números en la pantalla y me cuenten sus historias, datos accesibles a la mirada entrenada. Paciente, espero. La mente vuela al último trayecto, a las últimas visiones de un mar azul y profundo que me sana en pleno desplazamiento. Sólo sé que garabateo, que salen de la pluma cosas sin sentido. A la espera, siempre a la espera. Una llamada mía bastará para comprender el proceso de sanación al otro lado de la línea.»
A veces me pregunto cómo será volver a tener el clásico horario de centro de salud. Ver dónde podría ir, los eventos que no me perdería. ¿Me hubiese acercado, quizás, más al Vociferio en lugar del único día al que fui? ¿Iría a otros sitios?
No negaré que el recuerdo de Primaria es poderoso y lo tengo siempre presente. Que en su día lo usé como motor potente, el mejor combustible, para estudiar la OPE. Que, a ratos, con según qué cosas o eventos, recuerde ese horario y lo piense. ¿Qué no me estaré perdiendo?
Pero luego vienen las guardias de fin de semana que me recolocan todo. Momentos en que, esperando los resultados de una analítica y tras un día sin parar, me siento a escribir evolutivos. La mano va sola, por su cuenta, y empiezo a garabatear.
No sé seguro si me estoy perdiendo cosas o si solo las vivo de otra manera. Lo que sé es que disfruto la calle y que mi futuro, como enfermera, está ligado a ella. Esto me llena.
A partir de ahí, adaptación, que diría Callista Roy.
PD: de Vociferio me traje un pequeño botín de libros y el descubrimiento de alguna editorial independiente. Ni tan mal.