NaNoPrep 2020

En este año tan extraño que estamos viviendo el NaNoWriMo no podía escapar a esa influencia y cambiar, no iba a ser menos. La base sigue estando, lo de escribir, pero muchas cosas relacionadas sí que van a variar en esta edición.

Lo que permanece

Sobre qué es el NaNoWriMo no voy a extenderme mucho. Para los nuevos lectores que no me hayan leído nunca lo resumo: es un reto de escritura durante el mes de noviembre, consiste en escribir 50.000 palabras a lo largo de 30 días. Unas 150 páginas, más o menos. Ellos mismos lo explican en su propia web mucho mejor (en inglés, eso sí).

No tiene por qué ser una novela lo que se escriba en noviembre y ahí entra el concepto de NaNoRebel. Hay quien aprovecha para escribir contenido académico como una tesis o el trabajo de fin de máster durante noviembre, la cuestión es ser productivo e intentar mantener un hábito de escritura.

Así que eso es lo que va a permanecer este año: el hábito, las ganas de escribir, las ideas que llevan madurando meses, mi evento literario favorito del año. Por lo demás, van a cambiar muchas cosas.

Lo que variará

Sería de locos, con la que está cayendo, pretender hacer vida normal y parte de las cosas que se hacían, como las quedadas para escribir. De hecho, desde una circular que mandaron desde la propia organización decían que este año no se harían quedadas presenciales, en todo caso este año se realizaría actividades online. Y se agradece que lo digan, que se lo tomen en serio, que manden ese mensaje.

A estas alturas me conformo con poco, sí. Qué cansancio.

De todas formas, mensajes apartes, tampoco se podría hacer mucho con los toques de queda y la alarma. Y eso hace que se modifiquen mis planes habituales de cada año por estas fechas.

Para empezar, el kick-off, el inicio del NaNo, esta vez va a ser completamente distinto a los anteriores. Lo bueno será que tengo esa noche libre y al día siguiente también estaré libre. Lo malo será que no vamos a hacer una quedada, como siempre, Laura y yo porque, seguridad sanitaria aparte, este año estaremos en distintos puntos de España. Se me va a hacer muy raro pasar esa noche sin ponernos a partir de las 12 a escribir como si nos hubiesen dado cuerda.

Obviamente, tampoco nos veremos presencialmente Adri y yo como hemos hecho otras veces. Como mucho, si hacemos algo será lo que él mismo propuso en nuestro grupo de Telegram de #ElCocheEscoba: quedadas virtuales para escribir.

CoronaWriMo de nuevo

Volvemos a los encierros. Tampoco es que varíe mucho de mi rutina habitual, sinceramente, pero en el momento en que tecleo esto acaban de anunciar un nuevo estado de alarma. Además, la noche antes me leí en un suspiro Nosotras, enfermeras, el último libro de Enfermera Saturada (altamente recomendable, por cierto). Entre unas cosas y otras me siento reviviendo continuamente la cuarentena en el primer pico.

Pensar que un poema escrito en marzo, en el momento duro de todo esto, no haya perdido ni una coma de vigencia duele más de lo que parece.

Pero no quiero regodearme en el dolor. Ni en la rabia. Quiero aprovecharla para sacarme de dentro todas esas imágenes e ideas que han ido quedándose dentro desde principios de año. Quiero usar el NaNo de este año para, cada día, a modo de ejercicio de un hábito que se me ha oxidado últimamente, sacar todo esto que duele para poder seguir adelante. Poner palabras al dolor, al duelo que llevamos por dentro.

Así, como anoté en mi cuaderno el pasado jueves, el NaNo de este año: «(…) toca desahogarme y soltar lastre. Noto que me voy a desbordar escribiendo, que una vez que empiece con el NaNo no voy a poder parar, a ser un torrente desbocado inundando todo el papel que toque.«

Me voy de cabeza al 1 de noviembre con todas estas cosas en la cabeza y absolutamente nada planificado. Mi única preparación de cara al reto de este 2020 va a ser recoger todo lo que tengo apuntado en diversos soportes, juntarlo. Y que sea lo que tenga que ser entre un turno y otro.