NaNoWriMo día 8:
- Palabras: 16781/50000
- Horario: por la mañana.
Me resisto a creerlo y siempre pienso que puedo aprovechar la mañana en eso de escribir, pero conforme más tiempo pasa más me reafirmo: no soy matutina. Como mucho, puedo aprovechar si he madrugado bastante (como he hecho otros años por trabajo) y dedicarme a la escritura, pero intuyo que tiene mucho que ver el tema de que a esas horas todavía es de noche. No ha amanecido, la casa está a oscuras y mi concentración fluye que da gusto. El resto de la mañana, imposible.
Me pasa como cuando estudio, que soy más nocturna que diurna.
Lo he intentado, he intentado aprovechar estas horas que tenía por delante para avanzar. Tenía planificado de qué iba a escribir, los textos a desarrollar y todo. Pues bien, han costado la misma vida sacarlos, ha habido que sangrarlos y no es que haya sido lo más brillante que haya escrito este mes precisamente. Distracciones, todas las del mundo. Dispersión, toda la que ha surgido y más.
No hay manera. No me concentro.
A mí dame esa primera hora del día en que aún es de noche y no ha amanecido, que te saco sin problemas casi dos mil palabras. Dame la tarde, el atardecer y la noche, y las palabras saldrán sin esfuerzo alguno. Dame horas crepusculares, silencio, unos buenos auriculares y la facilidad con la que todo lo que quiero decir se plasma es asombrosa. Las mañanas solo me sirven para ordenar alguna idea suelta y liberar mente en papel, poco más, si quiero hacer una sesión de escritura en condiciones me pasa como cuando me toca estudiar: soy lo más nulo que hay a esas horas y no rindo.
Y luego me pregunto a quién va a salir Bebé, que se mueve sin parar de noche y juega de madrugada a patalearme las costillas. Pues a su santa madre, a quién si no. No esperaba menos.
Quizás te falte un mitad y un pitufo mixto
Ojalá eso contigo y luego, a mediodía para comer, una de rosada. La echo de menos también, menudo antojo más tonto.