«Y quizás en esas ansias de expandirme, no reducirme, no conformarme ni diluirme es donde reside el corazón de mi próximo escrito.»
(22.12.24)
Tengo claro el fondo tras el fondo. Tengo clara la brújula, guía de mi pluma. Tengo el cuaderno, a modo de respaldo, que me recuerda muy bien tantas cosas importantes que no quiero perder de vista. Y con todo esto cada mañana me siento frente a sus hojas y reflexiono, garabateo, pienso.
Creo que lo que no sé es por dónde empezar.
Mi mente la he ido alimentando con libros variados durante muchísimo tiempo. Si tuviera que hablar de bibliografía, me iría al segundo estante de mi estantería más alta, a la parte de poesía: ahí está todo. Y no es todo, es una pequeña, pequeñísima parte de mi inspiración.
Pero por poco que me parezca, la base está ahí y toca buscar piezas como si de un tesoro se tratase. Es lo que llevo haciendo toda la semana, lo que me falta por hacer, lo que pienso continuar estos días. Sé que entre líneas reposan más cosas de las que parecen y he encontrado perlitas. Hay más notas de las que pensaban involucradas en los enredos mentales en los que me pierdo, hay más chispas y destellos de cosas diferentes de las que suponía.
Sigue mi sed expansiva y mis ganas de crecer, de mejorar, de trabajar algo nuevo desde otra visión y otras imágenes.
Parece que he encontrado un hilo del que tirar. Quizás haya encontrado un pequeño camino trazado, tan leve e intermitente que a veces se pierde del todo. Se diluye en mitad de otros pensamientos que han ocupado mi cabeza durante más meses. A veces resurge en mitad de todo para volver a esconderse.
Con eso trabajo. A eso he decidido dedicarle mis esfuerzos ahora mismo.
¿Con qué sentido? ¿Con qué voz? ¿Hacia dónde orientar la palabra? Demasiado pronto para contestarlo cuando aún no me he hecho las preguntas correctas. Aún no me he alimentado de palabras ajenas ni visiones que expandan mi horizonte. Todo lo que sé es que tengo un puñado de notas rescatas, unas cuantas imágenes en mitad de la galería que quizás no tengan demasiado sentido y un nombre como certeza al que atarme y nombrar todo esto: Llar.