Este dos de octubre se cumplen cinco años desde que tomé posesión de mi vacante en Hematología. Hoy, cinco años después, me despido de este servicio para tomar posesión de mi plaza tras la OPE de enfermería.
Menudo viajazo estos cinco años. Han dado para mucho, he vivido y hecho muchísimas cosas en todo este tiempo. Tantas que seguro que no me cabrían en un post, pero he intentado hacer un resumen:
- He tocado todos los palos posibles en nuestra planta: sala de oncología, sala de hematólogía, unidad de trasplantes hematopoyéticos (los famosos «trasplantes de médula»), hematología domiciliaria (con sus enfermos hematológicos como tal y sus trasplantados) e, incluso, me he sentado en el despacho de la supervisión algunos días. Más palos que en el flamenco, oiga.
- Ya que he tocado la supervisión, aunque sean pocos días, y sé lo que es puedo comentar en abierto que me han ofrecido ser supervisora de la planta varias veces. Compañeros y algún superior han insistido en ello. Lo he rechazado siempre. Me gusta más ser enfermera asistencial y la domiciliaria en sí, gracias.
- Puestos a hablar de la domiciliaria como tal, también tengo que comentar que soy la única del equipo que lleva ahí en la domi desde el principio. El resto se han ido moviendo al turno de doce horas en cuanto han tenido ocasión, y no las culpo por ello: estrés, peores horarios que el resto de la planta… ¿Por qué he seguido? Me puede la calle y disfruto con lo que hago. Es mi único motivo.
- He hecho kilómetros, muchos kilómetros. Creo que he visitado Puerto de Sagunto estos años más de lo que lo visitaré el resto de mi vida. Tengo anécdotas de taxi y de taxistas como para aburrir. Eso sí, gracias a tanto viaje me sé ya por el número sobre el taxi qué tarifa están aplicando.
- He hecho mil llamadas en los trayectos. He escrito poemas. También he llorado.
- En todo este tiempo hemos tenido un vaivén muy intenso de pacientes. Imposible acordarme de todos, pero sí de muchos. De algunos nos hemos despedido para siempre y eso siempre se lleva dentro.
- También los hay crónicos. Hay una señora que tenemos con nosotros cinco caños (y los que quedan). Fue de las primeras pacientes a la que dije que estaba embarazada en su día. Ah, y de otro paciente que sé que por ahí anda y que llevamos una temporada larga con nosotras tengo anécdotas tremendas, como el día que tuve que sacarlo del bar para verle. La cara del taxista era un poema.
- Por una carambola larga de contar que ocurrió en la planta acabé como enfermera referente de heridas de nuestra unidad. Lo he sido durante tres años y pico casi cuatro. Me ha encantado todo lo que me ha aportado: quiénes he conocido, las charlas a las que he ido, las formaciones, las curas… Lo echaré mucho de menos.
- En estos cinco años han pasado muchísimas cosas: me he mudado, he estudiado y aprobado una oposición, he sido madre y he conseguido sacarme un diploma de experto en enfermería de trasplantes hematopoyéticos. Casi nada.
- Momentos que no olvidaré: algunas despedidas, la única noche que hice en todo este tiempo, el día de la OPE y los comentarios por whatsapp, las navidades allí y todos comiendo alrededor de la mesa montada para la ocasión, el momento en que R. S. y yo vimos mi positivo del embarazo, el día que tuve claro el destino que iba a escoger con mi plaza… Mis previsiones de bruja se cumplen, eso está claro.
Y podría seguir y seguir sin parar, pero creo que eso sería un buen resumen. He querido, además, inmortalizar algunas imágenes de estos últimos días en Domiciliaria:











Me voy con la alegría de saber que he hecho muchas cosas y he aprendido mucho. También con la felicidad que da ver cómo todo arde y salgo justo en ese momento. La relación con algunas compis seguirá y a esas algunas las echaré de menos. Va a ser un gran cambio ahora para todas, ahora que unas cuantas nos movemos.
No renuncio a la calle, vuelvo a ella y lo hago con la alegría de quien vuelve a casa, cinco años después. Vuelvo a Primaria, a mi adorada Primaria, a lo que más me ha llenado como enfermera. Vuelvo a casa.
Nueva etapa, allá vamos.
Que bonito. Cerrar una etapa tan larga tiene que ser duro, pero saber que vas a estar justo donde quieres estar creo que no tiene precio. Bravo por esa etapa que se cierra, con todo lo bueno y lo malo, y mucha suerte en la que se abre, que seguro que será igual de memorable o más. ❤️
Muchas gracias, querida. Ha sido un viajazo de cierre y ahora está siendo un inicio muy intenso. La verdad es que estoy muy feliz con todo esto.
Un abrazo♥
Desde luego, qué mensaje más bonito queda grabado con esta entrada. Un hito grande en tu carrera, en tu vida, y puedo imaginar lo pletórica que estás pudiendo iniciar una nueva etapa con la tranquilidad del buen hacer a tus espaldas, con la seguridad del nuevo y firme primer paso, con la sonrisa al salir siendo la misma que al entrar. Enhorabuena, Isa, un beso y un abrazo enormes.
Cómo me conoces… Qué sonrisa al salir de trabajar del hospital y qué sonrisa esta mañana yendo a mi nuevo puesto. Qué ganas tenía de todo este cambio, de algo tan bueno.
Un abrazo y a ver si nos vemos pronto.