Pensamientos que han ido surgiendo a lo largo de la sesión habitual de escritura del domingo:
- Acabo de rescatar una anotación de una idea muy enfermera. Diciembre de 2017. En esta revisión de algunos cuadernos están surgiendo más cosas interesantes de las que pensaba. Y con esta idea, sencillita y sin pretensiones, está surgiendo otra mucho más ambiciosa que no sé si podré llevarla a cabo porque no sé hasta qué punto tendrá potencial. Hasta he ido a mirar un par de cosas para anotarlas en el nuevo cuaderno, el actual, que no se me olviden.
- Existe un hilo que guía mis proyectos, que los une. La experiencia vital me invita a ponerle palabras. Y me he dado cuenta de diversos altibajos, de diversos momentos que han ido impregnando la vivencia diaria y con ella mis letras. Lo actual es producto consecuente de todo lo anterior.
- El camino recorrido a lo largo de 2017 y 2018 está siendo interesante de volver a leer. Las caídas. Lo bueno y lo malo. Los intentos de escritura, los borradores, las ideas. Los envíos a editoriales. Las preguntas. Y, sobre todo, lo más interesante que he encontrado: cuánto he cambiado en tan poco tiempo.
- Leer todo eso, extraer las perlas que me pueden ser útiles, también ha servido para devolverme las ganas de aquel viejo hábito que ahora, a estas alturas de 2020 parece tan lejano y marciano: la escritura diaria. No es como si la hubiese dejado de lado por completo, porque lo he ido haciendo conforme he ido teniendo fuerzas y algunas palabras para poner por escrito. Pero siento aquel reto de escritura diaria que me proponía hacer cada año como algo lejano y extraño a estas alturas.
- La tentación del NaNo, con tanta escritura y tantas ideas que he ido rescatando, va creciendo a la misma vez que la voz sensata de mi cabeza insiste en la importancia de no abandonar el estudio en ese momento tan crucial, que el NaNo puede esperar un año. A pesar de ser mi evento favorito, hay prioridades.
- He vuelto a sentir ganas de volver a cargar la pluma de tinta verde oscuro y dejarme llevar con ella. Y las ganas de volver a cierta normalidad que ahora se me antoja tan absolutamente lejana que me conformaré solo con evocarla. Ya habrá tiempo más adelante de ir por ahí con el cuaderno.
- Toca aprovechar lo aprendido, coger lo que sirve, adaptarlo al momento presente y escribir sobre ello. Quizás ahora sea el momento de terminar de ordenar todo lo que tengo, antes de que las cosas empeoren.