Revisando notas de viejas historias que todavía buscan la forma de que las escriba (y de hecho ya hice unas cuantas veces y ninguna termina de cuajar) me he topado con una anotación de 2018. Una anotación sobre ciertos temas que me interesan desde hace años y que vertebran la idea principal que trato de plasmar desde hace ya tanto tiempo.
Cuán lejanos me parecen esos temas ahora mismo, cuán imposibles que mi historia, si la empezase a escribir por enésima vez, respirase el mismo ambiente tras lo vivido.
No sé si este ejercicio de rescate de notas servirá para algo de cara a revisiones futuras de lo que ya tengo escrito, pero confrontar la yo prepandemia y la yo de ahora (qué ilusa sería llamar al estado actual «postpandemia») me está sirviendo también para ordenar prioridades con lo que llevo estos últimos meses buscando escribir.
Es como si todo estuviese cosido, más o menos unido, y de pronto se hubiese roto la continuidad. Hubiese desaparecido lo que unía mi mundo interno, mis motores para escribir, y ahora me estuviese dedicando a unir todos esos pedazos que encuentro por ahí con los ojos de quien los descubre por primera vez. Sorprendiéndome a cada paso de ciertos temas repetitivos, viendo cómo podrían interesarme ahora, y pensando que ciertos poemas me interesaría reescribirlos mientras otros los borraría sin pensarlo ni un segundo.
He vuelto a pensar en las últimas semanas, cuando el estudio y las condiciones ambientales han acompañado, en lecturas pendientes y notas por escribir. He vuelto a verme con el hilo roto en las manos, tratando de recomponerlo desde una posición que no es la misma, ni por asomo se parece a la que generó. Mis domingo de escritura se basan últimamente en unir cabos sueltos cuando parece que me llevan a callejones sin salidas. Encontrar palabras. Buscarlas a veces con desesperación. Tratar de escribir lo mejor posible para tratar de darle sentido no solo a lo que tengo, también a lo que aún no ha salido.
El hilo roto, ahora mismo, atraviesa mis cuadernos y se interrumpe de pronto.
Hay trozos del hilo roto que jamás recuperaré porque ha pasado su momento. Pero con lo que tengo y lo que me falta por descubrir escribiré todo esto que llevo tanto tiempo incubando. Y seguiré con mis entradas por aquí compartiendo estas reflexiones que suelen surgir, para variar, tras uno de estos domingos de escritura.