Hace ya algunos añitos que empecé a escribir con pluma. Estética aparte, es de esas decisiones que no me arrepiento de haber tomado: gané en comodidad a la hora de escribir y, además, me permite evitar las tan temidas tendinitis de muñeca mientras experimento con colores diversos en el cuaderno.
Sobre pensar en papel, escribir y las plumas
Creo que ya he dicho una y mil veces por aquí que necesito, cada cierto tiempo, pensar en papel. Lo hago así porque tengo más que comprobado que es la mejor manera para mí de ordenar la mente, poner en claro lo más importante y poder actuar en consecuencia. También es una forma magnífica de poder ir desarrollando poco a poco ideas que, en un futuro, se pueden transformar en un proyecto más tangible.
O no, no todo lo que se escribe se concibe como algo con principio y fin que debe ser mostrado al público. Soy muy firme partidaria de escribir por placer, por gusto, porque sí.
Pero a lo que iba. Soy muy de llevar siempre encima un cuaderno, algo donde escribir, y también una pluma. Pero esto no ha sido siempre así, hasta 2012 mi fiel compañero de escritura era casi siempre un boli Bic azul.
La primera pluma, la Lamy Safari
Todo cambió en octubre de 2012. Siempre había tenido problemas de tendinitis en la muñeca derecha y el hecho de pasar horas escribiendo con el Bic azul y apretando sin querer (no podía evitarlo) para escribir mis proyectos literarios de entonces a mano (ay, qué inocente era, madre mía) no ayudaba en nada a mi muñeca.
Así que me decidí tras leer mucho sobre plumas en diversos foros de estilográficas y webs en inglés. Con el dinero que me dieron en mi cumpleaños de ese año me decidí a ir a la tienda de estilográficas que más recomendaban (y que yo también recomiendo, por supuesto): el Sanatorio estilográfico en Málaga (C/ Alarcón Luján, 13).
Ahí compré la primera pluma de mi colección, la más usada: mi Lamy Safari azul. La compré en su momento con plumín M, pero con el tiempo le puse un plumín F, que es el que tiene actualmente. También compré el convertidor para poder usar las tintas que quisiera.
He escrito de todo con ella, es fiable a más no poder y es, también, mi compañera inseparable de estudios desde que comencé el EIR. La volvería a comprar sin duda.
Ahora mismo la tengo con el plumín F, como dije, y la relleno con tinta negra de Waterman, mi favorita hasta la fecha. No descarto cambiar el color cuando acabe de estudiar el EIR y experimentar y darle otra vidilla.
La segunda, una Inoxcrom regalada
No mucho tiempo después, y sabiendo mi afición a las plumas después de probar a escribir con una, mi padre me regaló una suya. Tras consultar en algunos foros llegaron a la conclusión de que era una Inoxcrom 2000.
En cualquier caso, da igual el modelo, lo que importa para mí es la carga emocional que trae. Cuando me la regaló mi padre su comentario fue: «esto es para que apruebes el EIR.»
Me ha acompañado durante mucho tiempo y he probado en esta pluma tintas de muchos colores (negro, rojo, verde, violeta…). Algo muy bueno que tiene es admite cartuchos universales tanto los pequeños como los grandes.
Al final tuve que guardarla tras limpiarla bien porque tiene una tendencia tremenda a «hacer de calamar» y ponerlo todo perdido de tinta. No sé muy bien por qué, es la única que me ha dado problemas en ese aspecto.
Una pena, la verdad, me gustaba mucho usarla. Y escribe muy bien.
Sheaffer VFM, la tercera en llegar
En mi cumpleaños número 26 sr. Marido me regaló un peluche de un virus bacteriófago y mi tercera pluma, una Sheaffer VFM con cuerpo rojo que me tiene enamorada desde entonces.
Su única pega es que solo admite cartuchos cortos, no los largos, pero eso no ha impedido que pruebe en ella multitud de tintas de colores.
Ahora mismo le tengo puesta una tinta violeta de J. Herbin (Violette pensée) que me tiene enamorada de lo preciosa que es, hace que el gusto de escribir con ella sea mayor, si cabe.
Lamy AlStar, cuarta incorporación
Durante bastante tiempo fueron esas tres las únicas plumas que utilizaba. Pero a principios de 2017 me enamoré del modelo AlStar de Lamy que sacaron por aquel entonces. Me lo pensé mucho, pero al final terminé visitando la papelería Arturo Manuel en Valencia y cayendo en el modelo Turmaline, con tinta Evergreen de Diamine y el convertidor.
Si bien no es una tinta de mis favoritas, porque reconozco que deja mucho residuo en el plumín si no utilizo la pluma a menudo, el combo de esa tinta verde con el plumín M en la pluma hace que sea una combinación muy de batalla. Es casi mi primera opción de pluma para escribir en cuaderno. La recarga aguanta muchísimo, la verdad.
La quinta, Kaweco Perkeo
Me apetecía tener una pluma para el trabajo. Y me apetecía probar la marca Kaweco, las tintas de J. Herbin (no las había probado hasta entonces), así que a finales de 2017 se vino a casa un buen pedido de Miestilografica.es (web asolutamente recomendable).
Esta pluma, la Kaweco Perkeo Indian Summer, sí permite usar cartuchos largos, no solo los cortos, por lo que da un poco más de juego que la Sheaffer.
Y la he usado en el trabajo, aunque con el Covid ha pasado al estuche y ahora, con su cartucho de negro de Waterman, es la que uso para escribir en la agenda. cuando acabe el EIR será la única pluma que seguirá con tinta negra de mi colección.
Inoxcrom prime vintage, sexta de la familia
En septiembre de 2019, por mi cumpleaños, me autorregalé del Sanatorio Estilográfico una nueva Inoxcrom que, ese mismo día, estrené con unos cartuchos de Kaweco de un turquesa precioso escribiendo delante de un té buenísimo en uno de mis sitios favoritos de Málaga, el Café del Viajero (ojalá vuelvan a abrir, menuda tristeza verlo cerrado la última vez que fui).
Gracias a esta pluma, que se desliza que da gusto, me reconcilié, de paso, con las tintas azules, de Kaweco en concreto, ya que la que había usado hasta la fecha (de Pelikan y de Lamy) me habían decepcionado. Me gusta tanto este azul de Kaweco que es el cartucho que le tengo puesto en estos momentos.
Otra pluma de batalla con la que, por cierto, he escrito esta entrada.
Séptima pluma, Twsbi Eco
Si tuviera que elegir mi pluma favorita me costaría entre todas las que tengo, pero si tengo que escoger la más original me iría de cabeza y sin dudarlo a mi última adquisición.
Nos movemos en el tiempo a finales de 2020, plena época pandémica. Justó ahí es cuando pedí a Papelería Debod la última de mi colección de plumas, una Twsbi Eco que me chifla, con su plumín F.
La tengo ahora mismo con la tinta más rara de mi colección, el tono Rouille d’ancre de J. Herbin, un color entre óxido y anaranjado que me encanta cómo seca en el papel y que hace que los apuntes en el cuaderno literario no sean tan monótonos.
Es mi pluma de experimentos por excelencia y me gusta cómo escribe, se desliza que da gusto.
Octava pluma: Parker 51 (editado en 2024)
En septiembre de 2021, por mi cumpleaños, mis padres me regalaron una pluma que no tenía yo en mi radar de pendientes y de la que siempre había oído hablar: una Parker 51, en la versión actual.
Este tipo de pluma es muy curiosa ya que el plumín queda oculto (plumín carenado, hooded nib en inglés) y eso hace que la tinta no se seque tanto. Yo ya le he probado en este tiempo los dos cartuchos que traía (negro y azul de Parker) y me quedo mucho antes con el azul (Quink blue) que con el negro, que me atascaba bastante la pluma no sé por qué. También le he probado de Diamine una de las tintas del calendario de adviento (Bliss) y he acabado invirtiendo en un convertidor para seguir usando tintas de tintero sin necesidad de rellenar los cartuchos usados con una jeringa.
La novena de la colección: Kaweco Sport (editado en 2023)
No pensaba que iba a tener que actualizar esta entrada, pero ahora, en 2023, me he dado cuenta de que me faltaba por añadir una pluma más a la colección.
La Kaweco Sport vino por casualidad un día de paseo, en plena baja por la fractura de escafoides, mientras intentaba despejarme un poco. Llevaba tiempo haciéndome ojitos en diversas páginas web y la vi en directo, en un lila lavanda, tan bonita, que decidí llevármela.
Me encanta porque es tan pequeña y manejable que es ideal para viajes. La estuve usando muchísimo ese verano cuando me fui a Málaga y desde entonces no he parado de usarla. Ahora mismo la tengo con una tinta del calendario de adviento de Diamine, la Spruce, un verde oscuro intenso, tipo «verde pino», que me gusta porque es muy cómodo para leer.
Décima y última pluma hasta la fecha: Kaweco Student (editado en 2024)
Una mezcla de amor a primera vista en una visita casual a una papelería (iba buscando otra cosa cuando entré) y mis ganas de celebrar por todo lo alto que había conseguido plaza en la OPE y que iba a ser madre hicieron que me decidiese a invertir en una nueva Kaweco. Le di muchas vueltas antes, pero al final acabó ganando la forma tan recurrente que tenía de volver una y otra vez a ella.
He escrito muchísimo con ella desde que la tengo. Es de esas plumas que son una gozada por lo cómodas que son de usar. Y encima, elegante. Por cierto, no sé por qué pero me pide continuamente usar en ella morados y ese es el tono que le tengo cargado actualmente (Larme de cassis de J. Herbin, de mis tintas favoritas).
Y esta es mi colección actual. Todas están en perfecto estado de funcionamiento y con tintas diversas, según el momento. Esta entrada va siendo actualizada conforme la colección va creciendo.
¿Y vosotros? ¿Escribís con pluma? ¿Os gustaría hacerlo? ¿Qué modelo os gusta usar u os gustaría probar? ¿Qué tinta gastáis u os gustaría gastar? Contadme en comentarios.
Son todas preciosas, que conste. Pero a mí me gustan especialmente la Kaweco y la Twsbi (marca que me acabas de descubrir). Creo que es por la forma que tienen, de líneas más rectas.
De momento tengo tres plumas, y con esas me apaño, ¡jajajajaja! Estoy muy contenta con la más reciente, la Sheaffer; la Lamy AlStar parece que está arreglada —seguí tu consejo para intentar disolver el coágulo—, si bien se atasca a veces en los trazos horizontales; y la Parker llevo tiempo sin usarla. Pero si lo hago, quizás le meta alguna tinta de color llamativo, por variar.
Me ha gustado mucho este post, y espero que cuando amplíes la colección lo actualices. Un saludo 😉
Yo creo que me tiraré una temporadita sin ampliar la familia. Ya son suficientes y no doy abasto para usarlas todas.
Lo mismo el problema que tienes es por la tinta. Si el plumín es un punto muy fino y la tinta deja mucho residuo (me pasa con la tinta Diamine que uso, por ejemplo) puede dejar más restos y atascar más la pluma. No sé, es lo único que se me ocurre diferente.
Un saludo.
Gracias a ti compré mi primera pluma, una Sheaffer M que me encanta. Eso sí, la próxima pluma será de punta F (me gustan la Lamy y la Twsbi).
Ya haré experimentos con las tintas… Es todo un mundo de placer y experiencias que estoy disfrutando mucho. Un saludo.
Gracias de nuevo por tu comentario, Antón. Ya me dirás qué tal cuando pruebes otras plumas.
Un saludo, nos leemos.
Buenas noches, espléndida colección! Yo no soy escritor, sólo escribo para plasmar pensamientos e ideas a veces y ya que mencionaste las marcas Inoxcrom y Sheaffer tengo en mi colección dos modelos 77 de los años 1970 y los 300 y Prelude que tuve que comprarlas fuera de España. También tengo mucho Parker y alguna china que reconozco que escriben muy bien.
Saludos!
Preciosa colección también, con plumas tan únicas como las que mencionas.
Un saludo y gracias por el comentario.