Es el momento del año que es, y después de haber pasado el verano y de haber disfrutado de las vacaciones toca volver a sentarse frente a los apuntes. Una vez más, sí. Esta vez, a darlo todo de cara a la OPE de enfermería de la Comunitat Valenciana.
Que pienso dar lo mejor de mí, casi como si me pagaran por ello, no es ni un secreto a voces, es evidencia pura y dura. Por suerte, parto de un punto en que me conozco como opositora y en que no es la primera vez que me enfrento a un temario, por lo que tenía una cuantas cosas claras antes de empezar siquiera a estudiar.
El temario
Lo primero que hice cuando salió la convocatoria en junio, además de leerla con el subrayador en la mano para tener muy claro a qué me enfrentaba, fue hacerme un listado de los temas que entran en la convocatoria.
Tener esta lista en una de las hojas de mi agenda de anillas me ayuda mucho para luego poder llevar un control mucho más sencillo. Junto a los nombres de los temas hago varios cuadritos para poder marcar, coloreándolos, los temas que he estudiado, las vueltas que le he dado a cada tema, etc. Es una forma muy visual de asegurarme que toco todo, que no me dejo nada por el camino y que hago el estudio de forma equilibrada.
Desde luego, completamente imprescindible si estudia una por su cuenta.
Que seguramente la academia me marque los ritmos de estudio según sus calendarios, sí, pero también es un apoyo para mí tener esto. Ver qué temas se supone que debería tener ya vistos, los que me faltan… Ah, y la sensación de deber cumplido cuando tacho un tema que ya he terminado, no me olvido de eso.
Lo dicho. Algo un poco accesorio preparándome con academia, pero son tres hojas más en la agenda de anillas. No me supone tampoco tanto.
Los resúmenes
Algo que también hice este verano fue rescatar mi libreta de resúmenes de la OPE anterior. Es un cuaderno A5 de la marca ClaireFontaine que compré en una papelería de Valencia (Carlin, C/ San Vicente Mártir 58) y que rellené con los esquemas de los temas y cuadros resumen en la convocatoria anterior.
Pequeño inciso: qué maravilla de papel el de ClaireFontaine, qué cosa más gustosa para escribir con la pluma, qué calidad más increíble. Amantes de la escritura con estilográfica, haceos con un cuaderno de estos, que merece infinitamente la pena.
A lo que voy. Le estuve echando un ojo a los esquemas que hice y a todo lo que resumí allí y me ha parecido que hice un buen trabajo. Está bastante completa, yendo a lo importante. Se nota el tiempo y el esfuerzo que dediqué a hacer esta libreta, sin duda.
Así que en esta convocatoria no voy a hacer más resúmenes ni esquemas, salvo del contenido que han añadido. No me compensa perder el tiempo en repetir algo que ya tengo, más cuando el tiempo que voy a dedicarle al estudio será el que me quede entre turnos. Tomaré notas según vaya estudiando, porque me conozco y sé que necesito tener un boli en las manos para estudiar, pero será todo rápido, sin pretensiones y por aclararme la cabeza, según vaya necesitándolo. Nada más.
El calendario mensual
El siguiente paso natural en mi organización sería el calendario mensual.
Además del calendario que llevo en mi agenda de anillas, con los turnos, cursos, citas y otras cosas, tengo un calendario de sobremesa tamaño A4 de Charuca que utilizo para estos casos (el modelo concreto no lo enlazo porque ya está descatalogado). Al ser más grande que el que tiene mi agenda de anillas (una tamaño A6 de Charuca, también descatalogada, aunque tiene de otros colores) me apaño mejor, que para estas cosas se me queda un poco pequeña.
En este calendario, que utilizo desde hace tiempo en exclusiva para el estudio, añado primero los turnos. Porque sin tener una visión clara de qué turnos me tocan a ver cómo voy a distribuir el peso del trabajo a lo largo de las semanas. También añado otras cosas importantes que me vayan a llevar tiempo (formaciones sobre TPH que me toque hacer, por ejemplo).
Ya, en cuanto tenga la planificación de la academia, y sabiendo el cuadrante, añadiré las clases e iré desglosando los temas en apartados a trabajar cada día, tests, simulacros, etc. Esta parte la hago siempre a lápiz por si tengo que modificar algo.
Los horarios
En ocasiones anteriores he podido tener un horario de estudio bastante estable por mi trabajo en turno de mañana (cuando estaba en consultas externas de cardiología o en el centro de salud, por ejemplo), pero esta vez todo cambia. No puedo tener un horario fijo semanal, es imposible. Por ello es por lo que lo primero que apunto en el calendario no son las clases de la academia, son los turnos.
Estudiando con calma los turnos, cómo se distribuyen, cómo sé que acabo después de hacer doce horas seguidas, qué otras cosas hago en mi día a día (pilates, por ejemplo), la academia y mis propias rutinas me he hecho una suerte de «horarios» con «turnos de estudio» según mi disponibilidad.
Y aquí entra en juego el ingrediente del autoconocimiento en todo su esplendor. Aquí es donde analizo las cosas que sé de mí misma como estudiante (diferente de mi yo escritora): que soy una ameba por las mañanas y no rindo ni aunque me maten, que por las tardes suelo estudiar bien, que por las noches es cuando mejor estudio. Soy un poco lechuza en este aspecto y es algo que he comprobado desde la universidad.
Es curioso que, por otra parte, la escritura por las mañanas para mí es de lo más productiva.
Sabiendo esto, me he distribuido el tiempo lo mejor posible:
- Está claro que los días de turnos de doce horas no voy a poder rendir demasiado. Serán días de repaso, de lecturas, de algún test como mucho. Y si el turno ha sido muy agotador, de descanso reparador. No voy a exigirme de más en ese tipo de días. Hasta donde llegue bueno es, ya lo recuperaré.
- Los días que trabaje solo de mañanas (que algunos hay) los puedo llevar mejor porque me quedan las tardes libres. Y teniendo en cuenta que es un momento en que rindo de sobra (y los madrugones seguidos no me pesan, estas vacaciones he seguido despertándome muchas veces a las 7 de la mañana sin alarma) sé que voy a poder aprovechar muy bien esos días.
- Los días libres por supuesto que pienso aprovecharlos de principio a fin. La única forma que sé que haré algo por las mañanas, que podré aprovecharlas, será hacer visita a la biblioteca. Ya que voy al menos que me cunda. Y por supuesto, las tardes son para exprimirlas.
- Respeto, por supuesto, el hecho de que todas las semanas tiene que haber un día libre. Siempre. Irá variando, seguramente, pero esto es vital para que no llegue el agotamiento de estudiar antes de lo previsto.
La metodología
No sé si mi metodología será la mejor o peor del mundo, si será lo recomendable o no pero tengo claras algunas cosas en esta oposición.
Como ya he dicho antes, no voy a estudiar haciendo resúmenes ni voy a dedicarme a hacer esquemas salvo de contenido nuevo. No voy a estar repitiendo constantemente el trabajo ya hecho anteriormente. ¿Corregir datos obsoletos? Por supuesto. ¿Añadir algo nuevo? Claro que sí.
Pero quiero centrarme en lo que tengo, en los tests y en practicar. Dispongo del tiempo que dispongo y prefiero que sean pocas horas y aprovechadas al máximo antes que horas en el mismo punto sin avanzar, atascada.
Eso y darle vueltas al temario conforme se sepa fecha de examen. Primero trabajar bien todo en la primera vuelta, luego ya a darle más candela e incidir en puntos conflictivos. Para eso vienen bien los tests y simulacros, para conocer puntos débiles, puntos a reforzar y repasar.
El ejercicio
De estudiar no solo vive el opositor y el ejercicio ayuda no solo a afrontar el estudio con más ganas, ayuda a desconectar también.
Volver a mis clases de pilates, seguir con mis eternos paseos… Esas cosas que me hacen tener energías y seguir rindiendo, me inspiran también para escribir. No pienso renunciar a ellas y las he encajado en mis rutinas y en mi horario. Quiero tenerlas muy presentes, que recordemos que la oposición es una carrera de fondo. Hay que invertir en salud y autocuidados.
La escritura y la lectura
Por último, quiero nombrar esta faceta mía tan presente en este Plan de cuidados literario.
Obviamente no voy a poder llevar el ritmo de lectura de este verano ni voy a poder seguir leyendo tanto como hasta ahora (llevo 34 libros leídos a estas alturas del año). Pero no quiero dejar de lado algo que sé que me sienta bien, me hace feliz, me sirve para desahogarme y me llena tanto.
El ratito de antes de dormir para sumergirme en algún libro, por ejemplo, o las sobremesas de café o té escribiendo unas líneas no van a desaparecer. Me van a dar la vida y, además, sabiendo que casi va a ser mi rato único del día para hacer ese tipo de actividades los voy a exprimir más aún.
La literatura me da mucha calma como para renunciar a ella.
Eso también significa que no bajaré mi ritmo de publicaciones semanales en este espacio. Por lo pronto tengo entradas planificadas de aquí a final de año y seguramente en algún momento de noviembre empezaré a ir viendo temas para el primer trimestre del próximo año. Me aporta demasiado escribir en este sitio mío y no pienso dejar de hacerlo. Como tampoco hice en ocasiones anteriores.
Así que, aunque haya activado el modo opositora, vais a tenerme a pie del cañón por aquí, compartiendo lo que se tercie con vosotros.
Ánimo con ese estudio.
¡Ánimo con el estudio!
Gracias, amor ♥