De todas las ideas que bullían en mí he podido por fin encontrarles sentido y organizarlas. Poner un orden para escribirlas y trabajar en ellas. Como si por arte de magia se hubiese esfumado el bloqueo creativo, aunque ha sido un proceso con varios pasos.
Del bloqueo a la inspiración en varios sencillos pasos
1.Comenzar un cuaderno nuevo tiene algo de especial siempre. Si a eso se le une dedicarme un tiempo de calidad para mí, para esa escritura, puede salir de ahí conceptos interesantes y orden para afrontar de aquí en adelante los próximos meses en cuanto a creatividad se refiere.
2.La única forma que se me ocurre para nombrar ese tiempo de calidad y de escritura en el que el mundo pasa a un segundo plano, sólo somos el papel, la pluma de turno, servidora y una taza de lo que sea caliente es llamarlo «pause-café«. Término francés, implica ese momento de parar para tomarse algo, pero para mí encierra mucho más que no sé explicar. En mi diccionario particular esto de escribir con algo caliente cerca, una sesión de media hora (tampoco necesita ser más larga) tiene un alto componente de calidad de vida y salud mental. Casi nada.
3.Añado elementos al cóctel de sentirse bien con una misma: un toque de formación en enfermería, un par de eventos que ilusionen (el Salón del Autor y la charla #Detrásdel20 de Adrián), ponerme al día con el temario de la oposición sin estresarme demasiado. Para variar en mí, la Enfermería y los eventos literarios como elementos para inspirarme y devolverme las ganas de seguir creando.
4.Si todo esto de sentirme bien se aliña con una buena pause-café con el cuaderno recién estrenado el resultado es claro: orden a los proyectos pendientes, días y fechas para hacer cada cosa, ideas frescas y ganas de seguir adelante. Qué necesario es a veces sacar esa media hora de donde sea. Lo mejor es que ni siquiera es necesario salir de casa para conseguirlo.
5.Cómo vencer a la falta de inspiración: cojo todo lo anterior y, tras rumiar la misma historia durante semanas, me siento una noche frente al teclado dispuesta a no levantarme hasta escribirla. Del tirón. Cuatro mil palabras seguidas hasta el punto final. Es la primera meta de la lista personal que persigo y, aunque ahora toca corregir, me siento orgullosa de haber conseguido escribirla.
6.Última dosis de inspiración para retomar el estado pre-bloqueo: plasmo las últimas ideas más recurrentes en mi flamante cuaderno recién estrenado y compruebo que siguen un patrón que me llevan hacia mi próximo proyecto literario. Proyecto del cual he escrito alguna cosa suelta, que no sé qué trayecto tendrá, pero que ojalá me permita tener una buena etapa productiva donde seguir aprendiendo.
7.El proceso de escribir, por tanto, es esto: aprender, hacerte preguntas y buscar respuestas sin parar. La inspiración consiste en hacer que en mitad del proceso creativo todo encaje en su sitio. Es algo complejo y a veces, sólo a posteriori, soy capaz de verlo como un todo, un conjunto, lo que hasta la fecha me habían parecido ideas separadas.