La entrada de esta semana la tenía más que clara: en mi último viaje, esta vez a Italia, estuve visitando el Museo di Storia della Medicina en Padua. ¿Cómo no iba a hablaros de un sitio así, si fue encontrarlo por casualidad una noche y saber que tenía que visitarlo sí o sí en cuanto pudiera?
Pequeño resumen histórico
Padua es una ciudad del norte de Italia, cercana a otras más conocidas como Venecia o Verona, y una de los principales núcleos económicos de la región del Véneto. Es una ciudad universitaria, su universidad fue fundada en 1222 y es una de las más antiguas del mundo. Por sus aulas han pasado personajes tan importantes como Galileo o William Harvey, entre otros muchos.
Cuenta, además, con uno de los jardines botánicos más importantes, abierto en 1545, donde enseñaban a los alumnos de medicina de la época a distinguir las diferentes plantas medicinales para tratar sus dolencias. El teatro anatómico permanente más antiguo de Europa también está aquí, data de 1595.
Este museo surge a partir de la restauración del antiguo Hospital de San Francesco Grande (primer hospital de Padua, activo de 1416 a 1798, y el primero donde se enseñaba a los estudiantes de medicina la parte práctica a pie de cama y no solo la teoría escrita). Este era un hospital ubicado en el centro de la ciudad, algo también novedoso en su época.
Con todos estos antecedentes podéis imaginar ya toda la tradición médica y toda la historia que contiene este museo detrás.
El museo en sí
Condensar todo eso de forma que llegue a todos los públicos es complicado. Más cuando muchas de las visitas que reciben vienen de colegios.
Lo ha solucionado de una forma ingeniosa: son salas pequeñas, en cada una tratan una parte en concreto (historia de la universidad, anatomía, etc) y a todo lo que exponen le añaden diversos vídeos donde unos personajes disfrazados de época explican los temas principales de la sala, ya sea la historia de la revolución científica en el siglo XVI o cómo funciona el cuerpo humano. Como las explicaciones están en italiano, para facilitar la comprensión de los extranjeros tiene subtítulos en inglés integrados, con lo que nos fue fácil seguir qué nos iban contando.
Se nota mucho que está orientado a colegios en algunas partes, donde carteles diversos te hacen preguntas sobre el cuerpo humano y pulsando un botón tienes la respuesta. O pantallas táctiles de actividades para que las hagan alumnos con la ayuda de los profesores.
Para mí lo mejor que tiene este museo es la parte de exposición. El material de disecciones, los libros antiguos, el instrumental, los modelos anatómicos… todo eso me encantó verlo. Lo malo es que es pequeño, pero para las salas habilitadas que tiene, que son pocas, está bien aprovechado.
¡Pero qué chulada!
Yo estuve en Padua en el viaje de estudios -no ha llovido ni nada desde entonces, Dios mío-, pero sólo fuimos a ver la basílica… ¡no tenía ni idea de la existencia de este Museo, pero mola una barbaridad!
Ya tengo una excusa más para regresar a la bella Italia, signorina! ¡Gracias por traer parte de ese país tan espectacular a la web! *-*
Ya tienes excusa y yo también, porque seguramente vuelva a visitar Italia. Me ha encantado y he disfrutado muchísimo este viaje, el museo ha sido un aliciente más. La basílica de Padua es una maravilla, por cierto.
Nos leemos, signorina.