Escribo este texto con la inevitable certeza de que esto se acaba. No sé si hoy, si mañana o en unos meses, pero planea cada vez más cerca una fecha de fin que todavía no conozco.
Lo confieso: me había acostumbrado a lo bueno. A poder planificar cosas tan necesarias como el estudio. A poder apuntarme a otras actividades, como cursos, la Ruta de la Salud, las charlas #Detrasdel20, pilates o la propia academia. A poder avanzar profesionalmente con estas cosas. Todo a pesar de los bandazos, a pesar de haber sido parche para todo, de aguantar como aguantamos a según qué compañía tóxica. Pero lo bueno supera todo lo malo.
Lo confieso: esta falsa estabilidad, este contrato, me ha aportado una seguridad que no conocía hasta la fecha. Ha sido y está siendo el más largo de cuantos he hecho. El horario ha sido increíble y me ha dado la libertad de poder aprovechar los últimos trescientos sesenta y cinco días bastante más de lo que esperaba en un primer momento.
Siento que se aproximan fechas en las que todo puede cambiar bastante. Si salgo de ahí sé que seguiré aprendiendo mucho, no me da miedo ni reparo. También sé que tanto en la sala como para la mayoría de mis compañeras de consulta seré un buen recuerdo porque aquí hemos venido a trabajar, sí, pero con humor la vida se vive mejor. Y que me los llevaré donde quiera que acabe lo sé seguro.
Pero estoy adelantando acontecimientos.
Escribo esto porque recuerdo. Recuerdo la última entrada que hice a mi compañera, mi mitad inseparable, una gran amiga. Recuerdo la cura particular para mis días malos y pienso seguirla como hasta ahora. Escribo, entonces, y recuerdo nuestras conversaciones. No nos queda nada para los cambios que se avecinan y no sé quién de las dos se marchará antes por distintas circunstancias.
Escribo esto porque, además de enfermera, soy escritora. Porque aún no tengo muy claro si esto es una despedida por adelantado, una suerte de premonición, o un recordatorio a mí misma de que a pesar de los problemas y las movidas que nos ocurran toca coger el cuaderno, coger fuerzas, y darle humor al tema. Siempre humor, aunque esta vez sea amargo y tenga su punto de mala leche. O precisamente por eso.
Hacer mi mejor trabajo y continuar.
No quiero que me vuelva a condicionar una semana de mierda terceras personas ni aunque se lo propongan. Porque, se acabe esto o no, soy más fuerte. Somos más fuertes. Y tengo a mi cuaderno como testigo de ello.
*Informes post-guardias es una sección donde recortes de pensamientos sanitarios, no sanitarios y personales se entrecruzan, fáciles de leer y digerir.