Reviso notas del cuaderno. Me devuelven al punto exacto en que me encuentro.
En estos días en que me cuesta más hilar palabras, las ideas se fugan y no termino de avanzar volver la vista atrás más que un retroceso lo veo como un avance. Avance que, cada cierto tiempo, se repite.
Escribo muchísimo a mano. Tanto como para completar varios cuadernos al año. Es normal que para que no se me pierdan entre las páginas tanta información me toque revisar lo escrito. Y aunque este año no haga mi reto habitual hasta la fecha, sí que mantengo algunas costumbres de esos días. Una de ellas, junto con preparar las entradas de final de año y organizar el próximo año literario, es precisamente revisar cuadernos terminados.
Está siendo un auténtico viaje emocional. Estoy rebuscando cosas muy concretas (sensaciones, notas, recuerdos, hilos conductores…) así que a veces la lectura es un poco diagonal. Pero cuando encuentro algo de lo que estoy buscando está siendo toda una sorpresa ver el tiempo que llevo dándole vueltas a lo mismo, los vaivenes que me han traído hasta el momento actual. La evolución, cómo he ido descartando cosas y añadiendo otras. Me está devolviendo todo esto la fe en el proceso de escritura.
Las capas de esta cebolla no paran de crecer y son muy interesantes de descubrir y tener en cuenta para seguir avanzando el libro que estoy escribiendo. Darme cuenta de según qué cosas también me ayuda a comprender por qué escribo lo que escribo ahora, por qué ahora es el momento de esta idea y no ha podido ser antes, o por qué la escritura se dirige adonde lo hace.
La costumbre anual de revisar lo escrito en los meses previos en mi cuaderno se torna necesidad, viendo los resultados. Encontrarme de frente con todo ese trabajo mental de ir planificando un proyecto, así como los primeros bocetos de algunos poemas es una alegría.
El libro avanza. Aunque a ratos no me lo crea, piense que está la cosa estancada y que esto no me llega a ninguna parte. El libro sigue creciendo y, como bien he comprobado cuaderno tras cuaderno, necesito leer más, mucho más, para que el libro vaya a su ritmo ramificándose y evolucionando. Como lleva haciendo desde la semilla primigenia del primer cuaderno, allá por 2009.
Impresionante poder rastrear una idea a lo largo de 15 años. Espero deseosa los frutos de la espera.
Por tu culpa llevo también siempre un cuaderno encima y tengo por costumbre revisar los cuadernos viejos de vez en cuando. Ahora toca eso, de hecho, para cerrar el año y recuperar ideas. Hay maravillosas costumbres que se pegan y esta es una de ellas.
Un abrazo.
Está siendo interesantísimo seguir ese hilo. Y eso que llevo una semana que apenas he tenido tiempo de nada.
Me alegra saber que tienes la misma costumbre, al final acumular notas sin revisarlas es tener una fuente de material que no sirve de mucho. De ahí la importancia de esa revisión encarando el fin de año.
Un abrazo.