A veces las entradas no salen.
Las buscas, porque están ahí, escritas en el aire, esperando ser leídas y condensadas, pero por varios motivos se complica la tarea. No fluyen. No aparece ni siquiera una primera frase salvadora de la que tirar del hilo.
Lo natural es aprovechar el buen tiempo reinante de estos últimos días y escribir al aire libre en el balcón, con los árboles de fondo, el sol dándole a las macetas y los sonidos que el momento tenga a bien traerme. Porque, por suerte, me da igual el ruido de fondo mientras no sean obras.
Ideas nuevas que van cogiendo peso, procesos creativos alejado de lo «habitual», pensamientos sobre escribir y sobre esta páginas: todos mis extraños en una entrada, mezclados y revueltos.
